Este artículo aporta nuevos datos sobre la médica argentina Telma Reca (1904-1979), particularmente en relación con su inserción en ámbitos académicos y en la gestión estatal a partir de los años treinta del siglo XX. Nos focalizaremos en su trayectoria profesional desde que obtuvo su doctorado en la Universidad de Buenos Aires (1932) hasta que se retiró de la División de Maternidad e Infancia del Departamento Nacional de Higiene en 1948. Durante ese período aplicó en la gestión estatal sus investigaciones sobre el estudio de las condiciones sociales de la delincuencia juvenil y de la educación. Su perspectiva crítica, lejos de implementar medidas punitivas generadoras de una mayor exclusión social, buscó la integración de los menores en la comunidad por medio de políticas educativas y sanitarias.
This article will reconstruct the biography of the Argentine physician Telma Reca (1904-1979) who managed to get involved in academic fields and the state administration in the 30´s. We will address ourselves to tracking her professional career from her PhD degree in Medicine (1932) until her withdrawal from the
Este artículo aporta nuevos datos sobre la médica argentina Telma Reca (1904-1979) quien logró una inserción en instancias académicas y en la gestión pública a partir de los años treinta del siglo pasado. Con ese objetivo se indaga en su recorrido académico y en su paso por organismos estatales desde que obtuvo su doctorado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) (1932) hasta que se retiró de la División de Maternidad en Infancia del Departamento Nacional de Higiene (DNH) en 1948. Durante ese período volcó sus investigaciones sobre el estudio de las condiciones sociales de la delincuencia juvenil a la esfera estatal por medio de su rol como Jefa de las Divisiones de “Segunda Infancia y Niños Enfermos Anormales Necesitados” de la Dirección de Maternidad e Infancia del DNH. En esos años intentó convertir a la escuela pública en un centro de observación, investigación e individualización tanto de las conductas “antisociales” que pudieran conducir a la delincuencia como a la diferenciación de aquellos niños considerados anormales. Su mirada, lejos de buscar la exclusión social y la implementación de medidas punitivas, buscó integrarlos a la sociedad por medio de instituciones, que contaran con profesionales capacitados, que pudieran contemplar las diferencias y lograr su “adaptación”. Desde el inicio de sus investigaciones se orientó hacia un enfoque social y, más particularmente, hacia el estudio que podía ejercer la educación y las intervenciones profesionales en la inclusión social.
Este trabajo pretende aportar al estudio de una veta, hasta el momento no explorada, del pensamiento Reca: como sus saberes profesionales, ligados a sus investigaciones sobre la criminalidad y la importancia de la escuela para detectar conductas “antisociales”, se engarzaron con los saberes estatales, a partir de su gestión en la Dirección Maternidad e Infancia. Los trabajos publicados sobre Reca se han centrado en su descollante papel en la creación de la carrera de Psicología de la UBA en 1957, y en sus participaciones en relación con el psicoanálisis en la Argentina en los años sesenta (Plotkin,
En función de este interés se analizarán algunos de sus múltiples registros –tesis doctoral, artículos científicos, libros, memorias estatales, aplicaciones a becas– y se intentará dar repuestas a las siguientes cuestiones: el papel otorgado a la escuela, el papel asignados a los docentes y a las visitadoras sociales; y las formas de intervención del Estado, por medio de sus técnicos, instituciones y leyes, para mejorar el sistema educativo “normal y especial”.
Nacida en 1904, Telma Reca obtuvo su título de doctor de la UBA en 1932 con una tesis titulada
El
En su tesis doctoral destacó que la Corte Juvenil de Chicago fue la primera experiencia que intentó modificar el tratamiento judicial de los menores. Su creación se fundamentó en la oposición del confinamiento de niños y jóvenes en las cárceles junto a los adultos y, en particular, en una nueva sensibilidad hacia la infancia y la juventud que procuraba por parte de la justicia una actitud de tutela y protección (Stagno,
A partir de esa experiencia, su formación académica estuvo muy ligada al medio norteamericano, pues realizó otros viajes de estudio a los EE.UU. financiados por la Fundación Rockefeller. Tuvo el respaldo de Bernardo Houssay, referente científico nacional dada su destacada trayectoria en el Instituto de Fisiología de Buenos Aires, y de Lewis Hackett, malariólogo y director de la oficina regional de la Fundación Rockefeller para el área del Río de la Plata y la región Andina entre 1941 a 1949. Entre 1942 a 1948 estuvo becada en tres oportunidades por dicha institución para estudiar el área de la psiquiatría infantil y la organización de las
La entrada de las mujeres a la carrera de Ciencias Médicas no fue fácil; tuvieron que enfrentar dificultades tanto para su ingreso como para su permanencia. En el terreno profesional las mujeres se inclinaron, no siempre motivado por sus deseos personales, por las ramas de la medicina vinculadas a los cuidados de las mujeres y los niños (Lorenzo,
Es interesante revisar las ideas presentadas por Reca en su tesis doctoral. La investigación tuvo como telón de fondo su preocupación por la delincuencia juvenil en Argentina y las consecuencias que traería para el futuro. Tal como sostiene Lucía Lionetti se buscaba la preservación del cuerpo social como un todo, más allá de la simple suma del bienestar de cada integrante individual. Las nociones de higiene y profilaxis se constituyeron en los pilares de esa intervención médica. La noción de higiene se asociaba al mejoramiento de las condiciones ambientales para evitar o minimizar la aparición de enfermedades o anomalías en la sociedad presente, y la de profilaxis, aludía a las intervenciones que buscaban desterrar en el presente los elementos perniciosos para la sociedad futura (Lionetti,
La tesis de Reca puede ser interpretada como una crítica a los efectos de la Ley del Patronato de Menores (1919), sancionada diez años antes. Dicho marco normativo reglamentó la pérdida o la suspensión de la patria potestad de los padres considerados incapaces de criar y educar a sus hijos menores de 18 años. Entre las causas que podían motivar la pérdida de la capacidad jurídica y que ésta pasara al Estado nacional o provincial, se encontraban la incapacidad mental, la ebriedad consuetudinaria y las conductas “antisociales” de niños o jóvenes (Zapiola,
En su tesis Reca planteó que, si bien las conductas criminales podrían tener un sustrato biológico, tal cual lo planteaba la corriente lombrosiana; para ella el factor social, potenciado por los efectos de la urbanización y la industrialización, tenía un peso preponderante en las conductas delictivas de los menores; asociaba estas conductas particularmente a los sectores sociales pobres. Al respecto afirmaba: “debe repetirse, cuantas veces fuere necesario, que los menores delincuentes se reclutan entre los abandonados, en las clases sociales más pobres, en las viviendas hacinadas, en los medios donde la urbanización es más intensa” (Reca,
De esta manera, al poner el acento en las condiciones sociales, se apartaba de las argumentaciones que explicaban la criminalidad juvenil como un fenómeno individual o singular originado por factores biológicos, innatos e inmodificables y, lo analizaba como un fenómeno social pasible de ser modificado a partir de intervenciones públicas y privadas. Estas ideas se relacionaron con las de su colega Alicia Moreau de Justo quien, como lo demostró Adriana Valobra, tensionó con su tesis doctoral, el peso de lo biológico en el estudio de las conductas sociales (Valobra,
Reca no descartaba el peso de las causas biológicas, pero se concentraba en la posibilidad de modificar las cuestiones sociales para lograr la prevención de la delincuencia. El distanciamiento de su tesis respecto de las líneas hegemónicas de la ciencia ha sido documentado por Marcela Borinsky (
Las medidas que proponía en “Delincuencia Juvenil en Estados Unidos y Argentina” se apartaron del criterio punitivo y se trasladaban al terreno de la reforma educacional y social apostando al papel del medio y a la modificación de las conductas por sobre cualquier herencia biológica (Talak,
Reca consideraba imprescindible que las escuelas contaran con un servicio médico escolar y con asistentes sociales. Como ha investigado Adrián Cammarota la salud escolar fue objeto de interés por los organismos sanitarios y educativos y, desde los años ´20, se promocionaron experiencias de inspección y relevamiento de datos en espacios escolares (Cammarota,
Para Reca, la escuela debía contar con maestros dotados de conocimientos en psicología y pedagogía para atender las necesidades de “retardados, inestables y precoces”. Si bien reconocía que para la primera categoría (que no definió a quienes incluía) existían niveles escolares especiales, la situación era diferente para las otras dos, para ella más preocupantes, ya que se caracterizaban por contar con alumnos “cuya vida posterior revela condiciones de inteligencia superiores al nivel medio donde actúan, que se singularizan durante la edad escolar por su conducta irregular y su desaplicación. Les faltaron estímulos eficaces para encadenar su atención y despertar su interés. Estos niños pueden incurrir en faltas, escapadas del colegio, vagancia, perturbación en clase o simplemente tienen un exceso de energía sin empleo” (Reca,
En síntesis, las escuelas, según Reca, eran un espacio central para detectar la delincuencia infantil. Allí se debía individualizar y brindar tratamiento al “individuo tarado”; descubrir “al predelincuente en el inadaptable”; asistir socialmente a la familia y detectar al niño en peligro moral para ejercer sobre él el patronato del Estado (Reca,
Entonces, las problemáticas sociales se podrían revertir a partir del vínculo, en la escuela, de los abordajes profesionales y las responsabilidades estatales. En línea con lo que sostiene Donzelot (
En este apartado revisaremos las actividades de Reca en el ámbito universitario. Nos centraremos en aquellas experiencias que luego darán origen a las medidas que promovió durante su gestión en la administración estatal. Algo para destacar en Reca es que tanto en la universidad como en la gestión utilizó herramientas de las ciencias sociales. Esto es, relevamiento empírico a partir de encuestas sociales, análisis cualitativo, sistematización de la información, elaboración de informes y difusión de los resultados de sus investigaciones tanto en publicaciones científicas como en medios de divulgación popular.
En 1933, Reca siendo Jefe de Trabajos Prácticos en el Instituto de Higiene y Medicina Social de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA y desde su función de subdirectora del curso de Visitadoras Sociales, implementó una encuesta social en dos comedores escolares de la Capital Federal. El objetivo de la misma fue evaluar el estado nutricional y social de los niños para luego sugerir modificaciones. Como lo demuestra Lucía Aguilar las encuestas profesionales pueden ser interpretadas como parte del interés de la época por elaborar registros sociológicos que pudieran contribuir a la implementación de las políticas públicas (Aguilar,
La encuesta de 1933, se vinculó con las reformas sociales que tendieron a impulsar cambios en las condiciones medioambientales de niños y adolescentes. Un año antes de esa investigación se había sancionado la Ley Nº 11.597 que estipuló la creación de los comedores escolares dependientes del Consejo Nacional de Educación. En estos espacios se brindaba un almuerzo completo con financiamiento estatal. Al año de la puesta en práctica de la ley, el diagnóstico al que arribó Reca fue desolador: faltaban lavatorios, el personal era exiguo, no existían médicos para realizar los exámenes clínicos periódicos ni los odontológicos. Asimismo, la ración diaria, según edad y peso, correspondía a un tercio de lo que se aconsejaba en la época, y las porciones eran poco variadas y equilibradas. El estado general de la alimentación era inferior al estándar ideal. Frente a este escenario sombrío, Reca y Zwanck, quien sumaba a sus antecedentes el de ser director del Instituto de Higiene y Medicina Social, miembro del cuerpo Médico Escolar y profesor de los cursos a las visitadoras de Higiene, escribieron un artículo “Comedores escolares” publicado en la
Sus propuestas para modificar el sistema fueron que los comedores escolares estuvieran vinculados a un organismo técnicamente capacitado y dotado para realizar el examen médico periódico. Se sugería que este organismo fuera la Clínica de Nutrición y Enseñanza de Hábitos de Salud organizada por la médica Perlina Winocur en 1928 con el fin de enseñar prácticas de higiene. Es decir, a la dependencia educativa sumaban una intervención médica activa. A su vez planteaban que se debían impulsar campañas de divulgación dirigidas a los niños y también a las familias. Se señalaba que: “la ignorancia hace emplear el dinero de un presupuesto modesto, en forma que podría ser mejorada por un consejo”. Estas actividades de mediación entre los consejos de la medicina, los comedores y las familias podrían ser realizadas a partir de la inclusión de visitadoras sociales dentro del equipo profesional de los comedores. De manera irónica sostenían que: “fondos había ya que existía una ley que los proveía pero que éstos no estaban dando un rendimiento efectivo” (Reca y Zwanck,
A partir de 1934, Reca trabajó en el Instituto de Pediatría del Hospital Nacional de Clínicas dependiente de la UBA. Allí creó el Consultorio de Higiene Mental que en los años ´40 se transformó en el Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil en el que se realizaron varias investigaciones a partir de numerosas consultas que realizaban familiares y directivos sobre las dificultades escolares. Este centro no tuvo presupuesto oficial y quienes trabajaron allí lo hicieron
Estas acciones deben enmarcarse dentro de la corriente de la higiene mental la cual hacía hincapié en la prevención y en la modificación de los factores ambientales, fundamentalmente a través de indicaciones y consejos a las familias. La intervención sobre las variables ambientales, que incidían en el desencadenamiento de la enfermedad mental, podía atenuar o retardar las manifestaciones patológicas. Para ello era necesario un diagnóstico y tratamientos precoces en las formas iniciales de la enfermedad y en los niños y adolescentes (Klappenbach,
Las pesquisas realizadas en el Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil apuntaron a estudiar las conductas, y las aparentes desviaciones de la salud psíquica infantil a partir de las herramientas que otorgaba la historia clínica. Esta estrategia fue central en toda la trayectoria de Reca, pues era considerada un mecanismo para detectar anomalías y luego poder seguir el tratamiento sugerido. En 1942 realizó una meticulosa investigación y luego dictó un curso dirigido a los docentes en el Colegio Libre de Estudios Superiores con los resultados obtenidos. Esta pesquisa fue publicada en 1945 por la editorial El Ateneo bajo el título
A diferencia de su tesis doctoral, en esta experiencia, su mirada no se centró en la observación de conductas que podrían conducir a la delincuencia; sino que su interés estuvo puesto en reformar el sistema educativo “normal y anormal”. Las maestras debían concurrir al seminario con un informe realizado a partir de su experiencia con algún alumno con problemas de conducta. El curso tuvo dos partes; una práctica, que consistió en relevar los datos familiares y la realización de exámenes médicos psicológicos y psiquiátricos. En la segunda parte, se analizó la información obtenida para detectar las causas que podrían haber alterado el desarrollo infantil y desde esta plataforma poder diseñar algún tratamiento para subsanar “la inadaptación escolar” (Reca,
Reca, planteaba que era perentoria la necesidad de generalizar la organización de clases y establecimientos especiales. Si bien existían las escuelas al aire libre y las colonias de vacaciones para los “niños débiles”, éstas no alcanzaban para abarcar la variedad de problemáticas existentes en la infancia. Además, postuló la necesidad que en las escuelas se diseñaran programas de estudios “dúctiles”; dado que los programas rígidos no permitían conocer “las peculiaridades y las aptitudes personales”. Era crítica en torno a la concepción binaria presente en las escuelas para evaluar el intelecto (inteligencia o torpeza) o la personalidad (buena o mala). Este criterio de diferenciación dual, no tenía en cuenta, según ella, el origen de la conducta y tendía a implementar recursos educativos correctivos inadecuados que potenciaban los problemas previos. Un ejemplo que desarrolló en torno a cómo la rigidez en los sistemas educativos podía colaborar en la agudización de los trastornos fue el estudio sobre la zurdera. Según ella la imposición de escribir con la mano derecha, al ingresar a la escuela, provocaba dificultades en el aprendizaje de la escritura, la lectura e incluso a diversos trastornos motores. Lo que salía de lo común se consideraba como desviado. En oposición a esta idea, Reca planteó críticas a la habitual asociación de la zurdera con deficiencia mental y a su vinculación con una desviación. En un artículo firmado junto a Ana Matilde Montdor “La Zurdera y su relación con dificultades en el aprendizaje escolar y alteraciones en la personalidad del niño,” publicado en los
La incomprensión de maestros y directores escolares potenciaban las situaciones previas. Según ella “la equidad” en la conducta de los docentes era una herramienta importante en la educación; no obstante, reconocía que “un maestro enfermo, fatigado, angustiado, desconforme, resentido, ignorante, dogmático, no podrá tener siempre una conducta equilibrada con respecto a sus alumnos” (Reca,
Las escuelas especiales serían los espacios adecuados para los niños con deficiencias de la inteligencia o “anormalidad” de carácter que pudieran ser educables y adaptables (Reca,
En 1936 se sancionó la Ley Nº 12.341 que instauró la Dirección de Maternidad e Infancia dependiente del DNH. Su finalidad fue la de propender al perfeccionamiento de las generaciones futuras por el cultivo armónico de la personalidad del niño en todos sus aspectos, combatiendo la morbimortalidad infantil en todas sus causas y amparando a la mujer en su condición de madre o futura madre. Sus objetivos fueron la asistencia preconceptivas, del embarazo y del parto, la vigilancia del niño desde su nacimiento a través de fichas sanitarias individuales, la lactancia materna, la alimentación racional y la protección de los niños necesitados (Biernat y Ramacciotti,
En 1937 se reglamentó el decreto que determinó las divisiones en las que se organizó la Dirección y las responsabilidades de cada una de ellas: la División de Higiene Social de la Infancia, encargada de hacer investigaciones y de organizar la educación popular sanitaria; la División de Eugenesia, Maternidad y Primera Infancia ocupada de la creación, dirección técnica y vigilancia de las instituciones o servicios de atención de la madre y el niño; la División de Edad pre-escolar, escolar y adolescencia abocada a la aplicación de las medidas que se establezcan para su protección física, moral y social; la División de Infancia Abandonada, Enfermos y Anormales; la División de Inspección y Legislación ocupada del control, técnico y administrativo, de todas las instituciones, oficiales y privadas, encargadas de la asistencia y protección maternal e infantil, salvo las que dependieran de la Sociedad de Beneficencia, ya que sus instituciones habían quedado fuera del contralor de esta dependencia estatal (Biernat y Ramacciotti,
Reca fue designada jefa de la “División Infancia Abandonada, Enfermos y Anormales”, luego denominada “Infancia Abandonada, Enfermos y Anormales” y más tarde convertida en “División de Segunda Infancia”. Los reiterados cambios de denominación de la repartición estuvieron ligados a las modificaciones de sus áreas de intervención y a los conflictos interinstitucionales. En línea con lo que plantea Claudia Daniel (para el caso de la médica Adela Zauchinger quien ocupara un cargo en el Departamento Nacional de Higiene) es probable que el ingreso de Reca a la función pública se haya concretado a través de uno de los mecanismos de reclutamiento del personal técnico del Estado más usual de la época: los contactos personales y, especialmente, los nexos establecidos con profesores universitarios que trabajaban en algunas de esas reparticiones públicas (Daniel,
Este cargo rentado, que lo ejercía en el turno tarde, luego de sus obligaciones en el Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil, Reca impulsó tareas de investigación, tratamiento y prevención de situaciones sociales acuciantes que afectaban al binomio madre e hijo. Entre noviembre de 1937 y diciembre de 1938, promovió un relevamiento meticuloso del funcionamiento de 32 instituciones de la Capital Federal destinadas a la asistencia de “la infancia desvalida o abandonada” (Reca,
Por tal motivo, la Dirección de Maternidad e Infancia debería abocarse al tratamiento, a la prevención y a la investigación del “problema del abandono y la anormalidad” y era el Estado que no solo debía subsidiar a dichas instituciones, de hecho, lo hacía para el 90% de ellas, sino que tenía la responsabilidad de imponer normas de funcionamiento y controlar su aplicación. Esta indagación fue pensada como un primer paso para delinear, a futuro, exámenes médicos periódicos entre grupos poblacionales más amplios y, de esta forma, pretendía ser un insumo, con basamento empírico, para planificar políticas sociales de mayor envergadura.
Este metódico trabajo sobre asilos se interrumpió debido a las disputas interministeriales que se produjeron entre el Ministerio del Interior, de quien dependía, y el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. El Patronato Nacional de Menores interpuso un recurso administrativo, porque se consideraba que la novel agencia sanitaria avanzaba sobre atribuciones consideradas propias y sobre poblaciones de su injerencia. Esta superposición de atribuciones fue resuelta por el decreto 5.520, del 15 de junio de 1938, que estableció una nueva reglamentación. Se crearon nuevas divisiones de la Dirección y las existentes hasta el momento sufrieron modificaciones. La División de Eugenesia, Maternidad y Primera Infancia pasó a ocuparse únicamente de Eugenesia y Maternidad; se crearon las divisiones de Primera Infancia (para niños de hasta 2 años y medio de edad) y de Segunda Infancia (para los de edad preescolar); desapareció la División Edad Preescolar, Escolar y Adolescencia; las divisiones Infancia Abandonada, Enfermos y Anormales y la de Servicio social, se concentraron en una sola: Niños Enfermos, Anormales y Necesitados; a cargo de Reca. La Dirección de Maternidad e Infancia solo podría intervenir en poblaciones menores de seis años, las problemáticas de quienes superaran esta edad serían materia de interés de las instituciones dependientes del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública (Biernat y Ramacciotti,
En la División de Segunda Infancia, nueva denominación del organismo estatal, Reca impulsó otra investigación entre 1939 y 1944. En esta oportunidad se centró en el relevamiento de jardines de infantes e instituciones similares de la Capital Federal (Briolotti,
En línea con sus anteriores trabajos Reca fue muy crítica ante la realidad que describía. Registró grandes falencias en cuanto la formación del personal: “La preparación especial en materia de educación preescolar es excepcional y más aún lo es en asistencia social. Ninguna institución cuenta con los servicios técnicos de asistentes o visitadoras sociales. Las instalaciones no tienen edificios propios y no están organizados según los lineamientos que determina la arquitectura escolar” (Reca,
Desde este organismo estatal, Reca defendió la importancia de estudiar la valoración psíquica y el estudio de la personalidad en la infancia para poder diagnosticar tanto las deficiencias como las aptitudes desde una temprana edad. Con la elaboración de minuciosos registros, cualitativos y cuantitativos, demostró que una acción educativa organizada podría reducir las deficiencias del medio, las carencias económicas y culturales. A partir de esta observación se diferenciaba de muchos de sus colegas quienes promulgaban la existencia de una “criminalidad innata” que solo podría ser resuelta por una “reforma moral”. Esta comprobación la llevó a solicitar una activa acción pública de higiene mental y estimular el desarrollo infantil por medio de la creación de instituciones de basadas en modernos lineamientos técnicos, además de subsidiar y controlar a los establecimientos privados. Con similar énfasis, reclamó la elaboración de estudios similares en el interior del país.
Con la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia en 1946, Reca mantuvo su cargo, continuó con su trabajo, y pudo sumar a su investigación el análisis de la situación en el Interior. En su artículo “Estudio sobre algunas condiciones de vida del niño de 2 a 6 años en la Capital y en el interior del país” publicado en la revista de la Secretaría de Salud Pública
Este cargo lo ejerció hasta 1948, momento en el cual obtuvo otra beca para concurrir a los EE.UU. por medio de la ayuda otorgada por la Fundación Rockefeller. Como adelantamos, el vínculo de Reca con dicha institución filantrópica fue en muy buenos términos. Además, fue una intermediadora entre muchas de sus colegas (Ej. Sara Reijman) y Hackett para acceder a becas en EE.UU. auspiciadas por la Fundación. La admiración de Hackett a la obra encarada por Reca en Buenos Aires fue destacada en varias oportunidades en la medida que la señalaba como una referente en la construcción de la psiquiatría infantil, señaló su capacidad de trabajo y su dedicación a las tareas emprendidas sin un salario de acuerdo a sus responsabilidades.
En este artículo se reflexionó sobre la trayectoria de la médica Telma Reca, con particular énfasis a sus aportes sobre la educación “normal y anormal” y su mirada sobre cómo las intervenciones profesionales en los organismos estatales podrían modificar las condiciones sociales y, de esta forma, mitigar los efectos perniciosos de la modernización social que se expresaba en el incremento de la delincuencia juvenil y la criminalidad. Dentro de las referencias analizadas mantuvo un perfil crítico de las acciones implementadas en materia de educación y salud; no obstante, mantuvo la postura que las condiciones sociales disruptivas se podrían revertir con activas políticas estatales. Es en este sentido, que podemos ubicar a Reca como una intelectual portadora de un saber general crítico e independiente de las ideas hegemónicas de la época.
De esta forma, este trabajo permite reflexionar sobre el papel de las mujeres dentro de las profesiones sanitarias. Sabido es que el papel de los médicos recibió visibilización y abundantes referencias analíticas desde diferentes marcos disciplinares. Empero, el papel de Telma Reca, en la primera mitad del siglo XX, ha sido más fragmentario; a pesar de que fue una de las referentes de la higiene mental en Argentina y su tesis doctoral logró cuestionar el peso de la teoría lombrosiana. En este sentido, nos parece interesante no solo dar cuenta de sus ideas sobre el rol de la educación sino cómo sus aportes en la ciencia lograron, con su producción académica, cuestionar las ideas vigentes sobre la delincuencia y la anormalidad.
Si bien en sus obras no planteó un lugar diferente para las mujeres profesionales; impulsó su inclusión laboral dentro de las agencias estatales en su rol tradicional de asistencia y subordinación hacia el varón. Uno de los aspectos a destacar es que si bien algunas mujeres pudieron acceder al desarrollo de una vida universitaria y profesional; Reca tendió a colocarlas en los puestos que su “naturaleza femenina” las condicionaba. Es decir, a pesar de que si bien la propia práctica profesional de Reca cuestionaba el rol adjudicado tradicionalmente a las mujeres. Sus críticas no alcanzaban a discutir el lugar de la mujer como ama de casa y el varón proveedor y la definición de la identidad femenina en función de la maternidad. Así pues, en sus escritos no se encuentra una ruptura en torno a la capacidad de las mujeres para desempeñarse en el ámbito doméstico y, en el terreno profesional, para desenvolverse como, maestras, visitadoras sociales, enfermeras.
En este sentido, no nos llama la atención que la Dirección de Maternidad e Infancia haya recaído en Reca, pues dichas temáticas se las asociaba a las supuestas dotes atribuidas a la sensibilidad femenina. Lo que es interesante es cómo a partir de este estamento burocrático implementó una acción de recopilación de datos sobre instituciones asilares y educativas, sistematizó y analizó la información y produjo informes técnicos en los cuales combinó registros cuantitativos y cualitativos que fueron difundidos en publicaciones científicas de la época. Este insumo del Estado, con un marcado sesgo técnico, fue entendido como la vía para impulsar políticas públicas más eficaces y mejorar la profesionalización del personal a cargo. Si bien las injerencias del organismo que dirigió sufrieron recortes de atribuciones y cambios en la dependencia interministeriales, Reca se reubicó en su rol y arremetió con una nueva pesquisa en la que, utilizando su experiencia previa, relevó y sistematizó información sobre las condiciones de las instituciones de jardines preescolares en la ciudad de Buenos Aires y en el Interior.
Su prolífica producción y su multifacético accionar profesional da cuenta de la forma que logró adquirir las herramientas del quehacer científico: presentaciones a becas internacionales, publicaciones en revistas científicas, participaciones en congresos, invitaciones para dictar cursos y conferencias en el exterior, y publicación de libros en editoriales de amplia circulación y de artículos más cortos destinados a la divulgación científica. En sus trabajos no quebró los márgenes de los dominios que les eran socialmente asignados a las médicas, ya que los límites estuvieron apoyados en el reconocimiento de ciertos atributos y aptitudes consideradas naturales en la mujer en el imaginario de la época. Muchos de sus investigaciones se publicaron con su firma junto a la de colegas masculinos y femeninos o tuvo el respaldo de ellos para lograr becas o su inserción dentro del las agencias del Estado. En los momentos que logró tener un mayor posicionamiento dentro de su profesión mantuvo su autoría individual e invisibilizó las marcas de su equipo de trabajo.
Agradezco a Ana Briolotti, Ricardo Pasolini y a José Cesano por facilitarme material bibliográfico sobre Telma Reca. Asimismo, los comentarios recibidos en diferentes momentos de esta investigación de Carolina Ferrante, Daniela Testa, Paula Caldo, Adriana Valobra, Flavia Fiorucci y los evaluadores anónimos de
Archivos de la Fundación Rockefeller (1942-1943, 1945-1946, 1948), University of Buenos Aires - Reca de Acosta, Telma - (Child Psychiatry), Box 3, Folder 34.
Véase Archivos de la Fundación Rockefeller (1945-1946), University of Buenos Aires - Reca de Acosta, Telma - (Child Psychiatry), -Box 3 Folder 34.
Los resultados de esta investigación, si bien fueron firmados de manera individual por Reca, fueron parte de un trabajo colaborativo. Seis médicos realizaron las visitas de inspección y los exámenes de los niños internados en los asilos (Guillermo Bayley Bustamante; Felipe de Elizalde; Tiburcio Padilla, Teodoro Ruiz Moreno, Generoso Schiavone y Stornelli). También colaboraron siete asistentes sociales. Ellas levantaron la encuesta del censo, e investigaron los antecedentes sociales de los niños internados (Bladó; Escardó; Elena Gualtruzi; Iriart; Itzcovitz; Dora Lacroix y Zapata).