La aparición de enfermedades parece ser, desde hace un tiempo, un asunto más allá de la ciencia y la biología. En
¿Quiénes eran los enfermos, o más bien, cómo se describían estos potenciales consumidores de mesmerismo, hipnosis, sales y drogas, o de medicamentos de composición secreta? En las páginas de este texto se asoma un verdadero maremágnum de nerviosos e histéricos. Sus dolencias, no siempre visibles y que para muchos especialistas habían sido fruto de la imaginación, adquirieron entidad nosológica. Un cúmulo de médicos y otros muchos más sin título, pero con habilidades e intereses en la detección de posibilidades económicas y recursos para aliviar o curar, las pusieron en el escenario incluso de verdaderas “epidemias”, que acompañaban el universo de la transformación constante, impaciente e irritante del capitalismo porteño. Así, Mauro Vallejo despliega con gran habilidad narrativa una historia cultural donde se delimitan las “superficies o tramas culturales”, teniendo como eje la ciudad de Buenos Aires. Se dibujan entre las imágenes publicitarias objetos, avisos y agentes de un impensado pero potente mercado de remedios, en auge a finales del Siglo XIX, para una sociedad pudiente y ávida de novedades. Y no todos esos medicamentos son parte de ese universo impreciso de las “medicinas alternativas”, tan despreciado por los profesionales como las prácticas populares, herederas de la barbarie. Paradójicamente, institutos con especialistas médicos, creados ad hoc, utilizan similares técnicas de marketing para captar clientes. También cátedras y salas hospitalarias se disponen al menos a comprobar medicamentos y terapias para curar las enfermedades del espíritu, tanto o más que las del cuerpo. En tal sentido,
El libro señala también que este momento es paralelo al hastío por la descripción de la locura marcada por la degeneración, cuando los positivistas locales habían insistido hasta el hartazgo en una curva progresiva de la debilidad hereditaria. El ingreso de inmigrantes, pobres e incapaces o la existencia previa de una población criolla mentalmente inferior, cuya violencia se tildaba de patológica, habían sido para los psiquiatras locales la marca argentina. Desde finales del Siglo XIX, José Ingenieros, Lucas Ayarragaray y José María Ramos, entre otros más, estudiaron con preocupación científica y a la vez, prejuicios raciales y sociales, las anormalidades psíquicas en asilos y centros de regeneración de los sectores “peligrosos”. Sobre esta conspicua especie, la de los médicos positivistas, y también sobre sus afanes y alcances reguladores,
La obra analiza entonces a un sujeto, el neurótico, que se construye a la luz del consumo de substancias y de prácticas (aceptadas, aceptables, rechazadas) por lo que podría definirse
Dentro de esta miríada de aspectos narrados con una pluma ciertamente de alta madurez y singular atención a los detalles, aspectos ambos muy poco frecuentes entre las obras históricas, destaca una particularidad: no se intenta aquí un desarrollo armónico, sin contradicciones, de los diversos caminos emprendidos tanto por quienes desean fabricar píldoras mágicamente sanadoras de la fatiga mental, o por quienes demuestran los aspectos científicos de la cura por agua fría. La apuesta es más bien dar cuenta, e incluso describir abundante y apropiadamente, los contornos poco visibles, sin facturas demarcadas y con trayectos entrelazados de un mundo científico y paralelo, a veces opuesto o que juega en campos sin confirmaciones, experimentación ni certeza alguna. Sin embargo, la hibridez no termina por contaminarlo todo, dado que la determinación nosológica (neurastenia) es un interrogante en sí mismo y su existencia, motivo de debate. La elección de esta “enfermedad”, como otras en el pasado, es también un aprendizaje para la historiografía cultural y social sobre el estudio médico sobre otras de similar constructo, como la clorosis. Y hacia adelante, en pos de proporcionar una reflexión sobre otras contemporáneas (el autismo, el síndrome de atención dispersa e hiperactividad, o los trastornos de alimentación), en una sociedad, que, como relata