RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "LES DONES I LES PROFESSIONS SANITÀRIES AL LLARG DE LA HISTÒRIA"

 

Jiménez Sureda, Montserrat. Les dones i les professions sanitàries al llarg de la història. Barcelona, Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona, 2017, 132 páginas [ISBN: 9877449072444]

 

A lo largo de la historia unos determinados grupos han sido sistemáticamente excluidos de la sociedad por su condición de menor rango debido a su género, raza, etnia, clase social, religión u orientación sexual. El presente libro da voz no sólo a la historia de la medicina, ámbito al que se ha prestado muy poca atención por parte de la historiografía, sino también a las mujeres, colectivo que ha representado y representa el cincuenta por ciento de la humanidad y al que se ha invisibilizado continuamente.

La autora, Montserrat Jiménez Sureda, es doctora en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona (1998), donde actualmente es profesora, y ha ejercido como docente en la Universidad Internacional de Venecia. La autora señala la relevancia de la medicina en la vida cotidiana de las personas desde los inicios de la humanidad: los humanos se han preocupado más por conservar la vida que no por otras cosas. Se podría considerar que las mujeres en el mundo de la medicina representan una subalternidad dentro de otra subalternidad. Las mujeres, juntamente con los colectivos antes citados, además de ser sistemáticamente silenciadas, son sobre las cuales ha recaído lo que la autora califica como «inquina popular»: en el caso de que la terapéutica que aplicaban no tuviera los resultados esperados, estos colectivos eran duramente reprimidos. Concretamente en el caso de las mujeres, muchas eran consideradas brujas. La ciencia que conocían no era la reglamentada por las instituciones de las diferentes épocas, sino que se trataba de una medicina no oficial.

Se ha caracterizado a las mujeres, entre otras cosas, como capaces de curar e higienizar a los enfermos o de cuidar a los bebés. Este rol específico se ha relacionado siempre con lo femenino que, a su vez, se ha caracterizado por permanecer en la esfera privada, en el ámbito doméstico. Hay que tener en cuenta, pero, que estas actividades, juntamente con otras que se han considerado propias del género femenino, como la limpieza, la costura o la educación de los hijos, nunca han sido remuneradas. El hogar, el espacio considerado propio de las mujeres, era donde realizaban su doble jornada. Esta implicaba cuidar de los hijos y de la familia. El hecho de representar las mujeres como emocionalmente sensibles ha llevado a que se las considerase dependientes de la figura masculina (padre, hermano o hijo), sin ningún tipo de autonomía.

La autora dedica algunos capítulos al relevante papel que jugó en muchas épocas la comadrona. Se trataba de una condición que se heredaba empíricamente de generación en generación y el conocimiento de la profesión se adquiría a través de la práctica. A pesar de su antigüedad, esta profesión no ha dejado muchas pistas para seguir su rastro a lo largo de la historia. Esto se debe a que la mayoría de comadronas eran analfabetas. Además, existe una gran diferencia respecto al papel de la comadrona entre el pasado y el presente: antes era vista como una adversaria del médico profesional y cualificado y, hoy en día, una figura complementaria de la otra.

La autora no solo analiza la época contemporánea, sino que hace un recorrido histórico desde las primeras civilizaciones hasta nuestros días. Muestra como a lo largo de la historia de la humanidad, las mujeres han sido desplazadas o consideradas secundarias en el mundo sanitario. Muchas de estas ocupaban posiciones “no oficiales”, como era el caso de las curanderas. Estas tenían un gran conocimiento de los remedios tradicionales, pero eran vistas como una competencia por parte de los médicos y, en muchas ocasiones, eran acusadas de brujería.

En el libro se habla también de la fisiología femenina. La menstruación, aún todavía hoy, se considera símbolo de la impureza femenina. La autora critica duramente este mantra, ya que a lo largo de los siglos y en la actualidad, se asimila una cosa positiva e indicadora de buena salud, como es la menstruación, con un hecho negativo, vergonzoso y aún tabú en la sociedad. No es baladí que en la publicidad actual aparezca la menstruación representada en las toallas sanitarias de color azul y no de color rojo.

La organización de la monografía sigue un modelo poco usual en el campo de la historiografía: el libro se divide en cuarenta y un capítulos diferentes, de una media de dos páginas cada uno. Aunque pueda parecer que el número de temas abordados es excesivo, la redacción de capítulos breves permite intercalar temas de gran calado con otros casos individuales, dando a la lectura una agilidad a agradecer. No se trata de una evolución cronológica del papel de la mujer en el campo sanitario, sino que se intercala pasado y presente para crear una lectura más amena y visibilizar su evolución, similitudes y diferencias.

La medicina ha sido uno de los principales órganos responsables de elaborar una teoría científica que ha dado cobertura a la discriminación de la mujer, otorgándole la categoría de sexo débil y, por lo tanto, limitando y condicionando a las mujeres en muchas de las actividades humanas. A través de la monografía se observa esta afirmación no sólo desde el ámbito propio de la medicina con la exposición de tres enfermedades consideradas propias del género femenino como fueron la clorosis, la neurastenia y la histeria sino también desde el ámbito universitario, lugar desde donde los médicos rechazaban el ingreso de las mujeres a los estudios de medicina, o la prostitución, condición femenina que pasó de ser una válvula de escape para los hombres, un «mal necesario» tal y como lo denomina la autora, a considerase un mal que se debía exterminar porque las prostitutas eran acusadas de ser transmisoras de enfermedades venéreas, unos seres pervertidores del hombre, el cual era representado como una figura inocente.

La monografía constituye, pues, un excelente compendio que, además de ofrecer un recorrido por la historia del papel que jugaron las mujeres en el ámbito sanitario hasta nuestros días, da visibilidad a un colectivo hasta ahora ocultado, no por su poca relevancia, sino por ignorar completamente todo lo relacionado con su género, a la vez que muestra su situación en la actualidad y se hace patente como todavía hoy queda mucho camino para conseguir la equiparación entre hombres y mujeres.

 

Mariona Rovira Masplà
Universitat Autònoma de Barcelona
Email: marionarovira24@gmail.com

 

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