RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "CONTRA-PSICOLOGÍA"

 

Rodríguez López, Roberto (ed.). Contra-Psicología, colección disonancias, número 2. Madrid, Dado Ediciones, 2016, 449 páginas. [ISBN: 978-84-945072-1-2]

 

Desde 1961, año de la publicación de Historia de la locura en la época clásica e Internados, el debate en torno a los ‘saberes psi’ inspiró una corriente contra la función psicologizante (o función psi) de determinados saberes, que aparecieron durante el siglo XX en el mundo occidental. En la presente edición de Roberto Rodríguez se establece un pormenorizado análisis del estado actual de aquellas tesis de la crítica psi que mejor han resistido al paso del tiempo. Uno de los objetivos fundamentales de esta obra, la elaboración de las genealogías de aquellas primeras reivindicaciones polemizantes de los años sesenta, analizando su valor actual, nos facilitará una lectura homogénea de las diferentes aportaciones. En la intervención actualizada sobre aquellas primeras polémicas en torno a los saberes psi, encontramos pendiente la crítica a una de las disciplinas más representantivas de esos saberes: la Psicología. El título Contra-psicología, es ya una declaración de intenciones, pero rescata entre otras cuestiones abiertas, como la del estatuto científico de la Psicología (sobre todo de la Psicología experimental), la discusión acerca del valor científico de sus métodos o el alcance que tuvieron sus propuestas sobre la población actual. Preguntas sin contestar por una simple cuestión de tiempo; en el largo recorrido iniciado por la revisión de la Psiquiatría y la locura, todavía, la Psicología, no había tenido espacio suficiente para mostrar sus potencialidades finales.

Esta obra aparece entonces en un momento muy adecuado, justo cuando el paradigma científico de la Psicología aparece en entredicho y cuando la psicologización de la cultura es más que evidente. Utilizada como un dispositivo clave en la ordenación de los comportamientos, una herramienta muy próspera para la consolidación de un nuevo modelo de “mundo interior” desarrollado por la Medicina Mental, la Psicología se acerca a la práctica diagnóstica con intenciones que la diferenciarán del resto de saberes. La estructuración en cuatro secciones del libro nos permite un recorrido multidisciplinar de estas y otras cuestiones; son las secciones de Historia, Epistemología, y ámbitos Institucional y Cultural, donde se analiza la evolución del campo de la Psicología y algunos saberes asociados a ella, sus logros más significativos y la relevancia de los mismos en las sociedades contemporáneas.

En la Sección de Historia, Nikolas Rose muestra la necesidad de rehacer de otra manera la Historia de la Psicología. Para comprender la vinculación de las disciplinas médicas con el desarrollo de las psicopatologías modernas, debemos atender a un objeto específico del campo de los saberes psi, la inteligencia. La inteligencia supuso un apoyo primordial para la elaboración de nuevas prácticas en el tratamiento de la debilidad mental, amparada por las nosologías y nosografías de la Medicina Mental, donde los nuevos expertos psi van a trabajar en el establecimiento de una frontera clara entre la normalidad y la anormalidad mental. Esta categoría actuó mayoritariamente como elemento de cohesión en lecturas muchas veces inconmensurables, usadas más como prácticas para el control psicológico de los sujetos que para el planteamiento de una verdadera cura de las distintas patologías. La visión que la Psicología ofreció, acerca de la enfermedad mental se convirtió entonces en la última frontera psi, responsable de la imagen normalizada de la salud mental que todavía albergamos en nuestra cultura.

Óscar Daza, coincidiendo con ese diagnóstico acerca del concepto de “inteligencia”, elabora un ajustado análisis de la aplicación de las nuevas categorías normal/anormal en relación con las de útil/inútil, características del neoliberalismo. Esta transformación psicologizada del Yo, elaboró un criterio de utilidad ‘psicotécnica’, campo donde podrá desarrollarse sin impedimentos el modelo de diagnosis diferencial de los sujetos anormales. Los tests psicológicos de aptitudes mentales, consolidarán la puesta en marcha de un sinfín de dispositivos de control biopolítico, responsables del modelo psicologizado de autoexplotación en las modernas sociedades de mercado. Esta transformación, en el texto de Fernando Álvarez-Uría, llega a consolidarse mediante el triunfo del modelo del psicoanálisis freudiano. La tendencia hacia la psicologización de la cultura cobra un impulso extra con la teoría freudiana sobre la sociedad, lo que supone el abandono de algunos elementos importantes para la teoría social, acentuando así la psicologización de las disciplinas sociales. Esta nueva ‘antropología psicológica’ se difundió gracias a la influencia de la reinterpretación de la antropología freudiana desde la cultura norteamericana.

En la Sección de Epistemología, Ian Parker hace recuento de las contradicciones internas de las disciplinas psi, las cuales por su original eclecticismo y por ser abordadas desde diferentes perspectivas, aparecen como síntoma de la inestabilidad de estos saberes en sus intentos por alcanzar un estatuto científico propio. La evolución del Manual Estadístico de los Trastornos Mentales, que elimina o recupera enfermedades mentales según el criterio cultural de la época, es una prueba manifiesta de ello.

Francisco Vázquez García traslada esta polémica a la obra de Canguilhem, quien acuña una de las primeras críticas significativas al concepto naturalizado de la anormalidad mental, y desmonta las supuestas evidencias organicistas sobre las que se fundamentaron los saberes psi. Una de las críticas clave tiene que ver también con esta idea falaz de una inteligencia adaptativa, cuya disfuncionalidad primordial es la inadaptación social. Canguilhem, antecedente de la crítica foucaultiana al concepto de anormalidad introducido por los saberes psi, desmontará el sesgo ideológico del debate sobre la locura en estos términos. Ana Elúa Samaniego cierra la Sección de Epistemología señalando precisamente este carácter “ficticio” de la imagen naturalizada de la enfermedad mental y las justificaciones nosográficas y nosológicas de los expertos psi.

Ya en la sección Institucional, Mario Domínguez Sánchez aborda las intensas relaciones entre las “ciencias psi” y el derecho penal, durante un período en el que aparecen los primeros peritajes psiquiátricos y, como consecuencia de su éxito, su aplicación dentro de las fábricas, los hospitales, las cárceles o los colegios. Este “tutelaje psicologizado” situó al ciudadano en un marco donde se impuso una analogía entre la conducta criminal y la enfermedad mental, ambas consideradas como patologías psicológicas o incluso congénitas, responsables en gran medida del desorden social.

Para Julio Rubio la aplicación de estas recetas contra el desorden social, enfocadas a la protección del menor, consolidó un modelo institucionalizado y psicologizado de protección a la infancia donde, gracias a esta intervención se podrán prevenir los estragos de las enfermedades mentales infantiles en el posterior desarrollo del adulto. Los saberes psi consolidan un modelo de intervención a través de nuevos agentes del orden social; el pedagogo, el educador social, el trabajador social y el orientador escolar serán los protagonistas de la transformación psicológica de la cultura.

Para Eduardo Crespo y Amparo Serrano Pascual, fue la intervención de la Psicología en el trabajo lo que encumbró esta ideología política del valor subjetivo del individuo moderno. La consolidación institucional de algunos saberes psi y su despliegue en la cultura occidental actual promovieron técnicas disciplinarias de control de las conductas, asumidas de manera totalmente naturalizada en una cultura plenamente moralizada a través del “estado psicológico” del Yo. Teresa Cabruja señala precisamente cómo estas construcciones psicologizadas poseen un carácter significativamente androcentrista, ya que este proceso de naturalización del Yo, fue impulsado mediante “dispositivos de género” propios del imaginario cientificista de la época.

Guillermo Renduelles advierte sobre los peligros de generalizar la crítica a los saberes psi del siglo XX. La crítica no exime a aquellos del éxito real que tuvieron y tienen en la actualidad, ya sea por el riesgo de infravalorar su aceptación social o por la sensación de rechazo que toda persona se supone debe admitir ante determinadas estrategias utilizadas por estos saberes especuladores y oscuros. El éxito de los saberes psi fue mayoritario a pesar de las resistencias, y su éxito no fue casual, fue evolucionando y superando las críticas y los obstáculos que parecían iban a terminar con ellos.

Por último, en el ámbito Cultural, Roberto Rodríguez advierte sobre el éxito en la adaptación de los saberes psi a los distintos obstáculos encontrados en su desarrollo, en su capacidad para amoldarse a las necesidades de la ciudadanía, principalmente en el eclecticismo práctico y en la vulgarización y la divulgación popular de sus valores como “ciencia”. El ejemplo propuesto, la literatura de autoayuda, le lleva a mostrar cómo determinadas modas pueden suponer una regresión a modelos antiguos (caso de la moderna resiliencia y sus implicaciones éticas), operativos ahora por el trabajo de enmascaramiento de las políticas neoliberales del auto-cuidado o “care of self”.

Silvia García Dauder y Patricia Amigot Leache toman como ejemplo de esta divulgación popularizada el programa de Radio Televisión Española “Redes para la ciencia”. En programas como el de Eduard Punset, perduran muchos de los tópicos machistas (ahora neuro-sexistas) de posturas pseudocientíficas y totalmente arbitrarias.

En el último capítulo Jan de Vos nos presenta la “última vulgarización” de la Psicología y el recurso a las neurociencias. La Psicología es ahora quien mira con buenos ojos a las nuevas explicaciones científicas sobre el origen somático de la enfermedad mental. Este recurso ha producido una hibridación, una nueva síntesis “neuropsi”, que ha rizado aún más el rizo de la retórica psicologista.

En resumen, esta obra plantea una revisión actualizada del fenómeno de la psicologización de la cultura, de los hitos más relevantes en el desarrollo de los saberes psi que propiciaron esta transformación y de las principales consecuencias de este proceso en nuestra sociedad. Un ejercicio necesario para la comprensión política y politizada de nuevos dispositivos diseñados con vistas a la organización del espacio social.

 

Diego Delgado
Universidad de Cádiz

 

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