RESEÑAS DE LIBROS/BOOK REVIEWS

 

RESEÑA DEL LIBRO "AULAS MODERNAS. NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE LAS REFORMAS DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA EN LA ÉPOCA DE LA JAE (1907-1939)"

 

López-Ocón Cabrera, Leoncio. Aulas Modernas. Nuevas perspectivas sobre las reformas de la enseñanza secundaria en la época de la JAE (1907-1939). Madrid Universidad Carlos III de Madrid, Editorial Dykinson, 2014, 352 páginas [ISBN 978-84-9085-261-3]

 

La mitificada Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), organismo heredero de los principios de la Institución Libre de Enseñanza que dio impulso y cobertura institucional a las inquietudes renovadoras de numerosos intelectuales españoles de las primeras décadas del siglo XX, suele presentarse como un oasis en el desierto de las contribuciones a la investigación y la renovación pedagógica de la España de la época. A esto podemos añadir que la formación de sus integrantes estaba lejos de representar la de un ciudadano español medio si tenemos en cuenta que en la década de su fundación la situación cultural y educativa en nuestro país era desoladora: en 1900, entre la población censada mayor de diez años había un 56,2% de analfabetos; en 1908 faltaban, según las estadísticas oficiales, 9.536 escuelas, además de resultar insuficientes los maestros, su preparación, su sueldo y su consideración social; y, en 1901, frente a un total de 32.297 alumnos inscritos en el Bachillerato, solo 44 eran mujeres. En este contexto de atraso e insolvencia cultural, que diría Ortega, y teniendo en cuenta que uno de los principales objetivos de la Junta era regenerar el país a través de una reforma de la enseñanza asociada a una mejor formación de los docentes, la cuestión inmediata que se nos plantea es: ¿cuál fue el alcance real de los esfuerzos de la JAE más allá de sus propias instituciones?

Aunque se han publicado destacados trabajos que indagan en las aportaciones de esta institución a la renovación pedagógica, aún faltan estudios alejados de la visión triunfalista que analicen en profundidad temas como los efectos en el conjunto del sistema educativo de este impulso reformista. Este vacío historiográfico es una de las razones de ser del trabajo que presentamos, centrado en el primer tercio del siglo XX, en el que se plantean desde nuevas perspectivas, con diferente orientación y alcance, y aportando abundante información y elementos de análisis, cuestiones como los nuevos enfoques, recursos y metodologías surgidos en diversas disciplinas del bachillerato; las prácticas concretas de docentes que, compaginando tareas educativas y de investigación destacaron en su actividad profesional; y las modificaciones introducidas en el sistema educativo como consecuencia de cambios sociales, como las que buscaban favorecer la adaptación del individuo a un entorno cada vez más tecnificado, las resultantes de un avance en el proceso secularizador del Estado o las que facilitaron la incorporación de la mujer a la educación.


Otro de los aspectos que enriquece esta obra es su atención al papel desempeñado por el material científico y didáctico, cuya presencia suele asociarse con una renovación pedagógica. Este tema, que se inserta en una tradición asociada en países anglosajones a iniciativas como la fundación en 1983 de la Scientific Instrument Society, y cuyo estudio en nuestro país se remonta, con excepciones puntuales, a trabajos iniciados a mediados de los 90 por grupos de investigación de la UNED, del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología y de otras instituciones mencionadas en este libro, es abordado ampliamente por su editor en la extensa introducción y en varios de los capítulos de la obra, como el del propio Leoncio López-Ocón o el de Víctor Guijarro.


López-Ocón nos presenta la obra a través de referencias que componen una imagen de los esfuerzos de modernización emprendidos en la época, asociados no solo a las iniciativas de la JAE, sino también al uso de nuevos recursos y métodos de enseñanza y a un nuevo tipo de docente en cuyas manos estaba una parte importante de la investigación que se realizaba. Más adelante, en el segundo capítulo, este mismo autor analiza la contribución realizada en la primera década del siglo XX por diversos profesores de instituto a la renovación de la didáctica de la geografía. Describe las iniciativas emprendidas por cuatro de estos docentes y defiende la influencia de las novedades que introdujeron (uso de mapas, atlas escolares, manuales actualizados y otro material didáctico y científico) en la emergencia de una pequeña comunidad de geógrafos en la España de la década de 1920.


Sigue a este trabajo el de Víctor Guijarro, quien estudia el proceso mediante el cual tecnociencias como la psicotecnia y las ciencias del trabajo sirvieron de modelo para mejorar tanto la organización educativa como la orientación escolar, con objeto de facilitar una integración eficaz del estudiante en un mundo cada vez más tecnificado. Analiza los diversos escenarios de este proceso, las pensiones concedidas por la JAE para el estudio de estos temas, y el papel desempeñado en la difusión de estas ideas por el escéptico profesor Eloy Luis André y por los instrumentos que, además de determinar el ajuste del individuo al entorno laboral, otorgaron autoridad a la nueva disciplina.


A continuación nos encontramos con el capítulo de Mario Pedrazuela, quien, al igual que hará más adelante Juana María González, se centra en la enseñanza de la lengua y la literatura. El primero de los autores nos ofrece una visión contextualizada de esta materia a lo largo del siglo XIX y un análisis, desde la perspectiva de los planteamientos institucionistas, del papel desempeñado por el Centro de Estudios Históricos en la modernización de la enseñanza de estas disciplinas. En su trabajo nos acerca a la labor pedagógica de Ramón Menéndez Pidal en el Instituto-Escuela y a su participación en la creación de la Biblioteca Literaria del Estudiante. Por su parte, Juana González, en el penúltimo capítulo, también nos informa sobre la figura de un profesor de lengua y literatura, en este caso del escritor y académico Guillermo Díaz-Plaja. Con objeto de profundizar en su figura, presta atención a las innovaciones que introdujo en la enseñanza de esta disciplina durante el tiempo que impartió docencia en los Insitutos-Escuela del Parc de la Ciutadella y Pi i Margall de Barcelona, de los que recoge algunos rasgos característicos. 


Centradas en el estudio de colectivos se nos ofrecen tres contribuciones: las de Natividad Araque y Rebeca Herrero, por un lado, que analizan la presencia femenina en las aulas de secundaria, y la de Vicente Fernández, por el otro, atendiendo a los institutos republicanos madrileños y a sus profesores. Natividad Araque describe cómo, tras el surgimiento a finales del siglo XIX de un movimiento a favor de la igualdad de la mujer, se llevaron a cabo diversas iniciativas que condujeron a incrementar su presencia en los centros universitarios y de segunda enseñanza. En su contribución se centra en la etapa de la dictadura de Primo de Rivera y recoge información sobre la trayectoria profesional de las mujeres que en esa época se incorporaron como catedráticas a diversos institutos del país, así como datos biográficos de una decena de ellas. Con este tema continúa Rebeca Herrero, quien nos ofrece una panorámica del papel de la Segunda República en la evolución del alumnado presente en las aulas de secundaria, especialmente del femenino, acompañada de abundantes tablas, gráficos y datos estadísticos. La complementa con el estudio de un caso concreto, el del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza Quevedo de Madrid, creado en 1934 en el contexto de sustitución de la enseñanza religiosa, así como con datos biográficos de las mujeres que pasaron por sus aulas como docentes o alumnas.


Una visión más amplia del contexto en que tiene lugar la creación de este centro la ofrece la siguiente contribución, firmada por Vicente Fernández. En ella se estudian las repercusiones para los centros de segunda enseñanza de la ley de confesiones y congregaciones religiosas promulgada durante la Segunda República, que llevó asociado el cierre de las instituciones educativas de carácter religioso, y las dificultades inherentes al proceso de transformación de esta ley en una realidad. También se analiza, aportando argumentos para la discusión, el devenir de estos centros y de los catedráticos que los ocuparon, recogiéndose referencias a su vinculación con la JAE, a veces frustrada por la quizá cuestionable denegación de solicitudes de pensión.


Terminamos esta reseña haciendo referencia a las dos contribuciones que abren y cierran respectivamente el libro que nos ocupa, dedicadas ambas a profesores de ciencias. La primera, firmada por Santiago Aragón, se centra en la etapa más temprana de las abarcadas por la obra. En ella su autor describe la trayectoria profesional de Emilio Ribera, comprometido profesor de enseñanza secundaria que desempeñó el cargo de conservador y jefe de administración en el Museo de Ciencias Naturales y que patrocinó de forma privada, con un legado póstumo, premios encaminados a financiar la tesis doctoral de jóvenes licenciados que no podían costear sus estudios. La segunda, elaborada por Santos Casado, cierra el libro con unas páginas dedicadas a Vicente Sos, del que se destaca su dedicación tanto a la docencia como a la investigación en el Museo de Ciencias Naturales y su formación asociada a los entornos de la JAE. El autor utiliza un enfoque más directo, resultante de utilizar el género antropológico de la historia de vida, que, a través de las entrevistas que realizó a Sos entre 1991 y 1992, le permite aproximarse a una dimensión más personal de su trayectoria profesional.


En definitiva, nos encontramos ante una interesante y recomendable obra de variado contenido que abre nuevas perspectivas y aporta novedosos datos sobre diversos aspectos de la “diseminación y asimilación de conocimientos” de una época marcada por los esfuerzos de modernización educativa y científica. Sus páginas nos invitan a la revisión de mitos y posturas sobreentendidas y a profundizar en temas como el grado de extensión a otros entornos de las propuestas surgidas en el entorno de la JAE, la relevancia e impacto de los instrumentos en la renovación pedagógica, la objetividad de los criterios de concesión de pensiones, o los diversos elementos socioculturales que condicionaron la presencia de las mujeres en los institutos.


 

Leonor González de la Lastra
IES San Isidro. Madrid
leonor.gonzalez@educa.madrid.org

 

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