RESEÑAS / BOOK REVIEWS

 

Reseña del libro "La seducción freudiana (1895-1897). Un ensayo de genética textual"

 

Vallejo, Mauro. La seducción freudiana (1895-1897). Un ensayo de genética textual, Buenos Aires, Letra Viva, 2012, 158 pp. [ISBN 978-950-649-414-8]

 

 

Dada la fuerza con que se presenta en la actualidad el lenguaje del determinismo genético, una mirada en perspectiva histórica sobre la importancia asignada a la herencia en la causalidad de la patología mental, sigue siendo un aporte útil y necesario para poner en evidencia las dinámicas culturales y políticas con que el vasto tema del determinismo biológico ha sido abordado por las ciencias humanas desde fines del siglo XIX hasta nuestros días. En este trabajo de Mauro Vallejo, Profesor de Historia de la Psicología en la Universidad de Buenos Aires y autor de otros textos sobre las relaciones entre psicoanálisis e historiografía, la invitación fundamental que se propone al lector es convertirse en testigo de las transformaciones ocurridas en el pensamiento de Freud en torno a lo que la historiografía psicoanalítica ha llamado la teoría de la seducción, propuesta que implicaba el intento revolucionario de cuestionar la herencia y la degeneración como etiología de las patologías nerviosas. El texto de Vallejo trata principalmente de una interpretación particular y detallada del periodo que se inicia con la difusión entre los colegas de Freud en París, Berlín y Viena de los trabajos con los que el neurólogo estimaba estar dando inició a una nueva etapa en el tratamiento y cura de los males psiquiátricos. En 1895 Freud se veía a sí mismo en una posición revolucionaria respecto de los conocimientos psiquiátricos de la época, al desplazar a la herencia y la degeneración de linaje como causalidad principal de la enfermedad nerviosa.


Como bien entiende el trabajo, toda historia es la historia de una transformación. Así, somos llevados a presenciar a través de las publicaciones académicas, de las cartas íntimas de Freud y del contexto vital en que se movía por aquel entonces el neurólogo vienés, los profundos cambios que se operan al interior de la propuesta freudiana de los años 1895 a 1897, sin dejar de lado las revolucionarias implicancias del nuevo enfoque y las reacciones, ya sea airadas o decepcionadas, que provocó.


Los escritos de la teoría de la seducción han sido objeto, según el estado del arte que presenta Vallejo, de miradas que parecen expresar las convicciones a priori de las diferentes escuelas de historia del psicoanálisis, pero que no se han ubicado al interior de las necesidades narrativas de la teoría y de los desarrollos consecuentes que ellas implican. Vallejo apuesta por entrar en esta discusión provisto de la herramienta de una genética textual, que le permitiría superar las convicciones tradicionales que afectan a la historia del psicoanálisis en este periodo. Por ejemplo, los escritos de la teoría de la seducción no serían un error en el camino al psicoanálisis ya maduro y formalizado, ni tampoco sería tranquilizador ceder a las interpretaciones más iconoclastas de este periodo. La genética textual que propone Vallejo se sitúa al interior de las necesidades narrativas que cada avance teórico va generando en el neurólogo vienés, en tanto se trataría de una estrategia que permite percibir el despliegue de textos que necesitan ajustarse cada vez a nuevos personajes y nuevos aspectos de una trama en desarrollo. Al mismo tiempo, dado que para las transformaciones que afectan a la teoría de la seducción de los años 1895 a 1897, el telón de fondo lo constituye un cuestionamiento a la causalidad hereditaria clásica del siglo XIX, el trabajo resulta de utilidad para todos aquellos que estén interesados en cuestiones relativas a la degeneración y a la larga duración que van presentando ante nosotros las ideologías del determinismo biológico.


La obra está dividida básicamente en tres secciones. Una introducción, una sección de desarrollo de la argumentación, titulada “Raíces francesas de la familia freudiana. Sugestión y génesis textual” y las conclusiones. En la introducción juega un rol fundamental la puesta en contexto de una fotografía de Freud, su madre y sus hermanas en torno a la sepultura en que yace el padre, y que al parecer fue tomada hacia fines de Octubre de 1897. Puesta allí, al inicio del trabajo, esta imagen se presenta como una obertura de intención dramática que escenifica el punto de llegada, el fin de la historia, proponiéndonos una estructura circular. La fotografía es de 1897, año en que Freud abandona la teoría de la seducción, la que creía iba a ser su gran a aporte a la psiquiatría del fin de siglo. La pérdida del padre y la fuerza de los lazos familiares que representa la imagen, funcionan como un correlato de la otra pérdida —la de un sitial de honor en la psiquiatría— y de los nuevos rumbos que se van a construir más adelante a través de la constatación de la universalidad del amor a la madre y del peso que va a adquirir la escena familiar en el psicoanálisis.


De aquí en adelante la introducción hace balance de las distintas perspectivas con que se ha abordado este periodo crucial del pensamiento freudiano, pasando por las contradicciones, censuras, recortes y sombras que el propio Freud y sus legatarios fueron introduciendo en la descripción del desarrollo del psicoanálisis, así como por las versiones de la historiografía del psicoanálisis, cuyo espectro es de por sí muy amplio, incluyendo quienes proponen ver al pensamiento de aquel periodo como un desvío o un error camino de la teoría definitiva, así como quienes proponen que el Freud de aquella época mentía sobre los casos que respaldaban sus teorías o bien manipulaba a los pacientes para que dijeran aquello que él necesitaba que fuera dicho. Frente a este panorama, Vallejo nos propone la óptica de una genética textual; esto es, un encuadre centrado en las necesidades narrativas y especulativas de los textos académicos freudianos, que va develando las dinámicas poéticas (palabra que uso aquí en el sentido de fenómeno creativo o, más precisamente, de creación de acuerdo a normas, como indica el campo semántico del término griego poiesis), que hacen emerger escenarios y personajes en búsqueda de la organización de un guión; el guión del drama y de la escena familiar que resultarán esenciales en la historia del psicoanálisis.


La segunda sección del trabajo va a desplegar con detalle la manera en que diferentes personajes, así como diferentes versiones de un mismo personaje, van a ir tomando posición en la escena familiar. En contra de la explicación basada en la herencia, Freud intentó demostrar en el periodo al que apunta el libro, que la causa de las enfermedades nerviosas debía buscarse las experiencias sexuales pasivas de los niños en el contexto familiar. Si bien se abandonaba la explicación por la vía de una cuestión de sangre y degeneración, la llamada teoría de la seducción no abandonaba por ello el contexto familiar; de aquí que Vallejo considera que en esta etapa Freud pone en entredicho los presupuestos hereditarios, pero da lugar a una seudoherencia que ocurre en el contexto de lo familiar. 


En una primera etapa Freud habría concebido al niño como un personaje enteramente pasivo, sin sus propias pulsiones, fantasías ni deseos. La búsqueda esencial de esta primera etapa estaría dada por la caracterización del antagonista básico del relato; es decir, por dar con las características del perpetrador de aquellas violencias y violaciones en el cuerpo inerme del niño. La narrativa inicial pone en ese rol a las sirvientas, mayordomos, gobernantas y educadores. En el contexto de una familia extendida socialmente, los padres desaprensivos, que con su mal gobierno exponen a los niños a las violencias del personal de servicio, son los culpables, pero no los agentes. Son sólo personajes secundarios. Situado frente a las objeciones que podían hacerse a esta causalidad de la enfermedad nerviosa en el panorama de unas degeneraciones de linaje, Freud habría hecho aparecer en ese lugar protagónico de perpetradores a los parientes cercanos, a los hermanos y finalmente, al padre. Cada escena habría planteado a Freud la necesidad de hacer intervenir los diferentes personajes y también la necesidad posterior de transformar al protagonista de la enfermedad, el niño seducido, dándole un espesor diferente, haciendo de él no un personaje pasivo y neutro, funcional y plano, sino uno tridimensional, con sus propias dinámicas y, tal vez esto sea lo más importante, con sus propias fantasías y sus propias motivaciones. En definitiva, como resume Vallejo, la teoría de la seducción escenifica “el trayecto de una familia política (el hogar con sus empleados domésticos rodeando el cuerpo del niño) hacia una economía política de la sangre que luego terminaría de plasmarse en el Edipo”.


Al repasar la evolución de la teoría de la seducción en términos dramatúrgicos, constatando como emergen o se valoran los personajes de acuerdo a las necesidades estructurales de un relato, la obra en cuestión aporta una mirada de interés sobre la teoría que instaló uno de los elementos centrales para la comprensión del “sujeto moderno esculpido por el psicoanálisis”; esto es, un sujeto inscrito en la dimensión familiar y modelado por la “antropología agónica del psicoanálisis”, según señala el trabajo de Vallejo. En ese sentido, si el abordaje psicoanalítico termina por condensar una escena en que se despliegan las fuerzas, objetivos y fantasías de diversos personajes, dando lugar a crisis dramáticas, progresiones y al logro de nuevos equilibrios precarios en cada etapa, resulta coherente y de mucho interés analizar los inicios de la historia del psicoanálisis en los mismos términos; es decir, como una dramaturgia que plantea desafíos a su autor y que lo va impulsando a introducir y modificar personajes. El riesgo estaría en que la justificación de los desarrollos teóricos psicoanalíticos en términos narrativos favorece la perspectiva internalista y tautológica de la teoría, otorgando una dosis mayor de importancia a las necesidades que surgen de articular una poética; es decir, un mundo dramático con sus dinámicas propias. En coherencia con la propuesta, la obra desarrolla las cuestiones relativas al contexto médico y científico que rodeaba a Freud, a través de una visión que subraya las estrategias del neurólogo frente a cada público particular.


Resulta central para una mejor comprensión de la propuesta destacar que, bajo estos términos, el psicoanálisis no nace con el descubrimiento de la sexualidad infantil, sino con la idea de la determinación familiar; idea que dialoga con el horizonte científico de la época desplazando la idea de herencia del linaje hacia la escena familiar, inscribiendo de ese modo la tesis de la seudoherencia en la escena familiar agonística.


La propuesta está escrita en una prosa elegante, amigable con el lector sin mayor formación en psicoanálisis, e indaga en un momento de gran importancia para la condensación teórica del psicoanálisis, al que confluyen elementos claves de las ciencias del hombre de fines del siglo XIX. La seducción freudiana nos plantea, con agudeza y a través de un relato bien documentado, el reto de internarnos en las necesidades dramatúrgicas de cada avance teórico-clínico de este periodo de la obra de Freud, sin dejar completamente de lado la incidencia de las tradiciones de la neuropatología y la psiquiatría finisecular del XIX; horizonte que pone también en escena una discusión de amplias repercusiones en la historia pasada y presente: el rol de la herencia en el destino humano, individual y colectivamente entendido.


 

Por Marcelo Sánchez
Universidad de Chile

 

Cómo citar este artículo / Citation: Sánchez, M. (2013). Reseña del libro "La seducción freudiana (1895-1897). Un ensayo de genética textual". Asclepio, 65 (1): r007. http://asclepio.revistas.csic.es/

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