Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia 76 (1)
enero-junio 2024, e10
ISSN-L: 0210-4466. eISSN: 1988-3102
https://doi.org/10.3989/asclepio.2024.10

RESEÑAS / BOOK REVIEWS

Francisco Molina Artaloytia

Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

https://orcid.org/0000-0001-9194-8451

Zamora Bonilla, Jesús. Contra apocalípticos. Ecologismo. Animalismo. Posthumanismo. Barcelona, Shackleton Books, 2021, 320 páginas [ISBN: 978-84-181-3955-0]

El texto de Jesús Zamora es una invitación a la reflexión orientada a poner sobre la arena de la discusión el pretendido monopolio de ciertas formas de ideología ecologista, animalista y especialmente el posthumanismo que intentan arrogarse una superioridad moral, o casi un “monoteísmo” moral. Para ello, nos presenta diferentes tópicos relacionados con los movimientos ecologistas, animalistas, veganos y diferentes propuestas utópicas o distópicas sobre el posthumanismo y sus versiones tecnológicas. Tras la presentación de los debates, bien hilvanada en diferentes capítulos autónomos, pero con un discurso bien entreverado a lo largo de la obra, el autor realiza una tarea filosófica similar a lo que el filósofo canadiense Ian Hacking, denomina unmasking (desenmascaramiento).

Esta labor de crítica racional (en absoluto cerrada al debate, dado que lo incita) declara, desde el principio, no aceptar cierto juego sucio que caracteriza las principales guerras culturales de nuestro tiempo. Así, el inaceptable “arrimar ascua a mi sardina” en que muchos movimientos reconvierten un problema real, aunque a veces borroso por su propia incertidumbre, en un alegato a favor de su posición filosófica, ideológica o religiosa. Esto no es otra cosa que una instancia del conocido “sesgo de confirmación” del que repasa su posible carácter adaptativo: yo defiendo mi posición y ya se ocupan otros de criticarla. El problema en estos tiempos de posverdad y de cancelación, eso se nos ocurre ahora a nosotros, es que eso va a ser poco funcional cuando el estilo de pensamiento o de doctrina se hace sectario. Es algo contra lo que previene el autor cuando habla de la tendencia a establecer falsas dicotomías o dilemas, enconamientos (“conmigo o contra mí”), que no son otra cosa que conatos de monopolio totalizador del pensamiento y de la acción (con afán de proyección normativa).

Contra esa tentación absolutista, Zamora se muestra partidario de utilizar un relativismo moral en un sentido debilitado (no en versiones fuertes o que se extiendan ontológica y epistemológicamente) que sea precisamente la profilaxis contra la tentación de invadir todo desde una posición teórico-práctica con consecuencias ético-políticas. En su exposición de esta metodología, instruye al lector (o le hace recordar) distinciones clásicas de la filosofía moral como la que establece que están sean de estirpe teleológica o deontológica. Y no tiene ningún problema en conceder espacio a las cuestiones psicológicas relacionadas con nuestros juicios morales. Diacrónicamente, nos recuerda, los absolutismos morales han tenido efectos bastante más nefastos que cierto estilo relativista.

Además de la mencionada explicación filosófica sobre filosofía práctica, el autor entrelaza las diferentes temáticas con núcleos clásicos de las diferentes áreas de reflexión filosófica y de las ciencias naturales y sociales relacionadas con el derecho, nuestra relación con la naturaleza, la vida humana como biografía (tras una exploración de la diferencia entre zoes y bíos), la psicología de los seres vivos y la cuestión de los procesos geológicos y ecológicos. Asimismo, en su análisis del pensamiento posthumanista, revisa su relación con el transhumanismo y la posmodernidad y co-piensa con posiciones filosóficas de diferente linaje que han tenido éxito académico o cultural en las sociedades contemporáneas. En este sentido, se dedica al análisis crítico de forma específica a las distopías/utopías relacionadas con al desarrollo de la Inteligencia Artificial y sus tesis singularistas (que especulan con supermáquinas que llevaran esos procesos “inteligentes” hacia una tendencia infinita por una suerte de retroalimentación).

El autor no reclama de forma ingenua un especial desarrollo del sentido crítico a partir de las Humanidades (o Posthumanidades) a partir de una mera conformación académico-administrativa de las mismas. Sin embargo, en su obra, exhibe todo el potencial de crítica y eliminación de máscaras (en el sentido que hemos apuntado arriba) de un estilo de exposición didáctica que nos parece genuinamente filosófico, si bien adaptado para cualquier lector medio. En esa labor utiliza tanto la mejor tradición filosófica (la noción de “persona” frente al animal), el buen juicio (por ejemplo, en la aceptación de la necesidad de no ser crueles con los animales no humanos sin caer en extremos que podrían resultar casi esperpénticos, si bien el autor se cuida muchísimo de cualquier tono descalificador). Es, desde luego, una llamada contra el fundamentalismo filosófico como la que hiciera Moulines en el capítulo “Ni blanco ni negro, gris. Contra el extremismo filosófico” de sus Exploraciones metacientíficas. Por último, se vale con frecuencia del análisis lógico-argumental en sentido amplio, al mostrar la inaceptabilidad de los corolarios de las versiones más extremas de las teorías sometidas a escrutinio, o la inconsistencia práctica o estratégica (por no decir meramente ficción) en que se enquistan posiciones aparentemente cercanas. Así sucede con la fricción entre el animalismo, casi una metafísica de la “persona animal” (filosóficamente volátil como queda analizado) con el ecologismo (con diferentes versiones no siempre compatibles o com-posibles, pero que contempla los animales dentro del sistema ecológico). También se aprecia en el “brindis al sol” que, en puridad, puede quedar el veganismo dada la imposibilidad de un efecto cero por parte del ser humano, que a veces parece ideológicamente contentarse con no tener delante el desastre del que pudiera ser “corresponsable” según su propia ideología.

Como sea, Zamora despliega amablemente toda la capacidad del filósofo de la ciencia que además está versado en ciencias naturales y sociales (notoriamente en Economía). Y lo hace, además, desde la ventaja pedagógica del que se ha consagrado a la docencia (y la investigación) en su vida profesional. Ambas potencialidades están claras en la biografía intelectual del autor, que ahora se nos presta como divulgador crítico sobre cuestiones candentes del presente ante las que la mirada detenida, racional y no autocensurada por la corrección política se hace necesaria. Y además de hacernos pensar en ello, nos enseña o nos repasa cuestiones fundamentales de filosofía: clásica y actual. Una invitación muy atractiva para lectores medios o avanzados con carácter interdisciplinar, o para la ciudadana o el ciudadano que desean darse un baño filosófico sobre actualidad en el que el autor los implica inmediatamente por el estilo altamente didáctico del escrito.