Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia 75 (2)
julio-diciembre 2023, e34
ISSN-L: 0210-4466
https://doi.org/10.3989/asclepio.2023.34

ESTUDIOS / STUDIES

LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD EN ARGENTINA. EL CASO DE LA ESCUELA DE SALUD PÚBLICA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (1960-1976)

THE PAN AMERICAN HEALTH ORGANIZATION IN ARGENTINA. THE CASE OF THE SCHOOL OF PUBLIC HEALTH OF THE UNIVERSITY OF BUENOS AIRES (1960-1976)

Federico Ramón Rayez

Universidad Nacional de Quilmes, Argentina / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

https://orcid.org/0000-0001-8425-9893

RESUMEN

Este artículo examina los vínculos entre Argentina y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a través del caso de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires desde su creación en 1958 y hasta mediados de los años 1970. En diálogo con trabajos contemporáneos que indagaron el surgimiento de actores internacionales de salud pública en diferentes regiones del mundo, nos preguntamos por el papel jugado por la OPS en la Argentina en los años sesenta y setenta. A partir de un corpus de materiales de archivo (como legajos administrativos, publicaciones periódicas, etc.) y fuentes secundarias, presentamos los antecedentes históricos de la relación entre algunos médicos argentinos y el organismo panamericano, así como los inicios de la colaboración entre instancias locales e internacionales para la formación de especialistas en salud pública. Luego de esto intentamos reconstruir las acciones llevadas adelante por el organismo panamericano en territorio argentino con especial énfasis en el caso del desarrollo de la Escuela de Salud Pública.

Palabras clave: 
Organización Panamericana de la Salud; Argentina; Salud Pública; Salud Internacional; Sanitaristas.
ABSTRACT

This article examines the links between Argentina and Pan American Health Organization (PAHO) through the case of the School of Public Health of University of Buenos Aires, since its foundation in 1958 until the 1970’s. In dialogue with contemporary Works that investigated the rise of international agencies of Public Health in different regions of the world, wonder about the role played by PAHO in Argentina in the sixties and seventies. From a corpus of archival materials (such as administrative files, periodicals, etc.) and secondary sources, we present the historical background of the relationship between some Argentine doctors and the Pan-American organization, as well as the beginnings of collaboration between local and international entities for the training of specialists in public health. After this we try to reconstruct the actions carried out by the Pan-American organization in Argentine territory with special emphasis on the case of the development of the School of Public Health.

Keywords: 
Pan American Health Organization; Argentina; Public Health; International Health; Public Health Doctors.

Recibido: 03  marzo  2022; Aceptado: 27  junio  2023; Publicado: 11 diciembre 2023

Cómo citar este artículo/Citation: Rayez, Federico Ramón (2023), “La Organización Panamericana de la Salud en Argentina. El caso de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires (1960-1976)”, Asclepio, 75(2): e34. https://doi.org/10.3989/asclepio.2023.34

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

Este artículo examina los vínculos entre Argentina y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a través del caso de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Nuestro objetivo es mostrar, a partir de este caso, las estrategias implementadas por la OPS para ampliar e intensificar su presencia en el país desde los años de la segunda posguerra. El caso de la Escuela de Salud Pública (ESPUBA), desde su creación en 1958 y hasta mediados de los años 1970, nos ofrece un mirador privilegiado desde el cual analizar las propuestas de la OPS para mejorar la formación de médicos y otros profesionales de la salud pública, así como la realización de otros emprendimientos del organismo. Un análisis del desarrollo institucional de la ESPUBA y de las trayectorias de sus miembros (profesores e investigadores) nos permitirá detectar patrones, actores y características del vínculo entre instancias nacionales/locales y agencias internacionales en el ámbito de la salud pública.

Como sabemos, la agencia panamericana nació en 1902 como “Oficina Sanitaria Internacional”, al celebrarse la Convención Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas en Washington, EE. UU. (Cueto, 2004Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. ). El organismo cambió su nombre a Oficina Sanitaria Panamericana en 1923, con la presencia de representantes de veintisiete países entre los que se encontraban los delegados del gobierno argentino, los Dres. Gregorio Aráoz Alfaro (1870-1955), del Departamento Nacional de Higiene y Joaquín Llambías (1868-1931), presidente de la Cruz Roja Argentina entre 1920-1924. Un año antes, la Organización había empezado la publicación de su Boletín, impreso en inglés, español, portugués y francés. Los objetivos del organismo, compuesto por representantes de la mayoría de los países de las Américas, quedaron plasmados en un Código Sanitario Panamericano, aprobado en 1924 (ratificado en 1936 por la totalidad de los países americanos) (Acuña, 1977Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.). Entre otras finalidades, la Oficina asumía la responsabilidad de “prevenir la propagación internacional de enfermedades”, “estandarizar la recolección de estadísticas de morbilidad y mortalidad”, “estimular el intercambio de información valiosa para el mejoramiento de la salud pública”, etc. (Acuña, 1977, p. 540Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.). Desde 1945 la organización recibió un nuevo impulso al ampliarse la escala de sus actividades, el personal contratado y el presupuesto (Cueto, 2004Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. ). Ya en el marco de la Guerra Fría, la OPS llevaría adelante una batería de iniciativas destinadas a fortalecer la formación, la investigación y las políticas públicas de los países latinoamericanos en temas muy diversos, como nutrición, control de zoonosis, salud materno-infantil, higiene ambiental, epidemiología, etc. (Acuña, 1977Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.).

El desarrollo de una “salud internacional”, ha sido tematizado en muchas investigaciones. Un ejemplo de esto lo encontramos en los análisis de la conformación de un campo internacional de la salud en el siglo XX (Birn, 2006Birn, Anne-Emanuelle (2006), Marriage of Convenience: Rockefeller International Health and Revolutionary Mexico, Rochester, University of Rochester Press.; Cueto, 1989Cueto, Marcos (1989), Excelencia científica en la periferia. Actividades científicas e investigación biomédica en el Perú, 1890-1950, Lima, GRADE-CONCYTEC., 1992Cueto, Marcos (1992), “Sanitation from above: Yellow Fever and Foreign Intervention in Peru, 1919-1922”, The Hispanic American Historical Review, 72(1), pp. 1-22, [en línea], https://doi.org/10.2307/2515945 , 1997Cueto, Marcos (1997), “Science under Adversity: Latin American Medical Research and American Private Philantropy, 1920-1960”, Minerva, 33, pp. 233-245., 2004Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. , 2013Cueto, Marcos (2013), La salud internacional y la Guerra Fría: erradicación de la malaria en México, 1956-1971, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.; Farley, 2004Farley, John (2004), To Cast Out Disease. A History of the International Health Division of the Rockefeller Foundation (1913-1951), New York, Oxford University Press.; Wilkinson, 2000Wilkinson, Lise (2000), “Burgeoning Visions of Global Public Health: The Rockefeller Foundation, The London School of Hygiene and Tropical Medicine, and the ‘Hookworm Connection’”, Studies in History and Philosophy of Biological and Biomedical Sciences, 31(3), pp. 397-407, [en línea], https://doi.org/10.1016/S1369-8486(00)00018-2 ; Silva Magalhães, 2016Silva Magalhães, Rodrigo (2016), A erradicação do Aedes aegypti febre amarela, Fred Soper e saúde pública nas Américas (1918-1968), Rio de Janeiro, Editora Fiocruz.; Pacino, 2017Pacino, Nicole (2017), “Stimulating Cooperative Spirit? Public Health and U.S.-Bolivia Relations in the 1950’s”, Diplomatic History, 41(2), pp. 305-335.; Birn y Necochea López, 2020Birn, Anne-Emanuelle; Necochea López, Raúl (editors) (2020), Peripheral Nerve. Health and Medicine in the Cold War Latin America, Durham/London, Duke University Press.). Estos trabajos indagaron la formación de un ámbito internacional complejo donde actores colectivos, gobiernos nacionales, fundaciones filantrópicas llevaron adelante actividades en común, como campañas de erradicación o contención de enfermedades transmisibles, así como la puesta en marcha de laboratorios y escuelas de medicina y salud pública en diferentes países de América, Europa y Asia. El accionar de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud ha sido el objeto de investigaciones específicas (Cueto, 2004Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. ; Chorev, 2012Chorev, Nitsan (2012), The World Health Organization between North and South, Ithaca, Cornell University Press.; Cueto, Brown y Fee, 2019Cueto, Marcos; Brown, Theodore; Fee, Elizabeth (2019), The World Health Organization. A History, Cambridge-New York-Port Melbourne-New Delhi-Singapore, Cambridge University Press. ) que sentaron las bases para comprender acciones y emprendimientos locales y específicos en el marco de políticas continentales y regionales, además de proveernos de historias críticas y de un análisis historiográfico que fue más allá de las reseñas institucionales más ajustadas (OMS, 1958Organización Mundial de la Salud (1958), Los primeros diez años, Ginebra, OMS., 1968Organización Mundial de la Salud (1968), The Second Ten Years of the World Health Organization, 1958-1968, Ginebra, OMS.; Acuña, 1977Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.; Hussein 1998aHussein, Alí (1998a), “WHO at Fifty: 1. Highlights of the Early Years until 1960”, World Health Forum, 19(1), pp. 21-37, [en línea], disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/55455/WHF_1998_19%281%29_p21-37.pdf?sequence=1&isAllowed=y [consultado el 24/08/2023]. y 1998bHussein, Alí (1998b), “WHO at Fifty: 2. Highlights of Activity from 1961 to 1973”, World Health Forum, 19(2), pp. 140-155, [en línea], disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/55599/WHF_1998_19%282%29_p140-155.pdf?sequence=1&isAllowed=y [consultado el 24/08/2023] ; Litsios, 2009Litsios, Sócrates (2009), The Third Ten Years of the World Health Organization, Ginebra, OMS., 2012Litsios, Sócrates (2012), The Fourth Ten Years of the World Health Organization, Ginebra, OMS.). Más recientemente varios trabajos analizaron el rol de la OMS durante los años cincuenta y sesenta en diferentes países europeos, como organismo impulsor de campañas anti-epidémicas y desarrollos importantes en el campo de la virología (Rodríguez-Ocaña, 2019Rodríguez-Ocaña, Esteban (2019), “España y la Organización Mundial de la Salud en tiempos de Palanca: una evaluación provisional”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 71(1), pp. 1-11, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2019.06 , 2020Rodríguez-Ocaña, Esteban (2020), “Construcción de la salud global: zonas de demostración sanitaria en Europa, décadas de 1950 y 1960”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27, pp. 1-22, [en línea], https://doi.org/10.1590/S0104-59702020000300009 ; Porras y Baguena, 2020aPorras, María Isabel; Baguena, María José (2020a), “El papel desempeñado por los médicos, el gobierno y la OMS en la implementación de las encuestas serológicas sobre Polio, Sarampión y Rubeola en España (1958-1978)”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 72(1), 1-16, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2020.04 , 2020bPorras, María Isabel; Baguena, María José (2020b), “El papel desempeñado por los programas país de la Organización Mundial de la Salud en el desarrollo de la virología en España, 1951-1975”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27, pp. 1-26, [en línea], https://doi.org/10.1590/S0104-59702020000300010 ; Porras Gallo, 2020Porras Gallo, María Isabel (2020), “La red de centros regionales de poliomielitis de la Organización Mundial de la Salud como estrategia contra esta enfermedad (1954-1963)”, Quinto Sol. Revista de Historia, 24(3), pp. 1-30, [en línea], https://doi.org/10.19137/qs.v24i3.4836 ).

En diálogo con esta bibliografía contemporánea, nos preguntamos por el papel jugado por los programas de la OPS en la Argentina en los años sesenta y setenta. ¿Qué iniciativas se llevaron adelante?, ¿con qué actores e instituciones interactuó el organismo panamericano?, ¿cómo impactó este vínculo en las trayectorias de expertos e individuos involucrados en el estudio y/o la gestión de la salud pública? Estos interrogantes nos animan a profundizar lo dicho hasta este momento sobre la presencia de la OPS en la Argentina durante el siglo XX (Veronelli y Testa, 2004Veronelli, Juan Carlos; Testa, Analía (2004), La OPS en la Argentina: crónica de una relación centenaria, Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. ; Rayez, 2020Rayez, Federico (2020), “Recomendaciones internacionales y debates locales en torno a la creación de la Escuela de Salud Pública de Buenos Aires, 1958”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27 (1), pp.133-149, [en línea], https://doi.org/10.1590/S0104-59702020000100008 ) y abordar esas preguntas a partir del caso de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires.

Para arribar a algunas respuestas proponemos un análisis de tipo cualitativo en torno a un corpus de materiales de archivo compuesto por legajos administrativos de la ESPUBA 1 Universidad de Buenos Aires (s/f), Legajo administrativo Escuela de Salud Pública. Buenos Aires. Archivo Histórico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Tomo III. , legajos personales de quienes fueron profesores en esta institución, así como una publicación periódica (el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana entre 1958-1970) y fuentes secundarias2 Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Legajos Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires N.º 89805 José Carlos Escudero; N.º 80225 Elbio Néstor Suárez Ojeda; N.º 98324 Rattner Célica Tula; N.º 102000 Norma María Zottola Nicchiarelli; N.º 93520 Hugo Segismundo Kierszenbaum; N.º 82743 Héctor José Boffi Boggero; N.º 58020 Irma Buchholz; N.º 60411 David León Palais; N.º 98919 Enrique Eduardo Rozenblat; N.º 61930 Aldo Carlos Neri; N.º 102829 Carlos Adlerstein; N.º 74557 Alberto Osores Soler; N.º 67846 Dalton Mario Hamilton; N.º 106711 Oscar Alberto Filomena; N.º 61866 Vicente Enrique Mazzáfero; N.º 78863 Sylvia Bermann; N.º 67470 Rodolfo Segismundo Sobel; N.º 18510 Moisés Malamud; N.º 71854 Mabel Matilde Munist; N.º 67726 Juan Carlos Veronelli; N.º 41431 José Abel Landa; N.º 73472 Jorge Serejski; N.º 72015 Emma Clementina Balossi; N.º 51626 Carlos Joaquín García Díaz; N.º 104736 Carlos Horacio Rizzi; N.º 90475 Carlos Ferrero; N.º 64446 Aldo Milic; N.º 94664 Adolfo Chorny; N.º 71211 Abraam Sonis; N.º 72678 Ricardo Héctor Rímoli. . A través de estos documentos intentamos reconstruir las acciones llevadas adelante por el organismo panamericano en territorio argentino con especial énfasis en el caso del desarrollo de la Escuela de Salud Pública entre 1958-1976. En un primer apartado veremos los antecedentes de la relación entre Argentina y la OPS desde principios de siglo. Como podremos observar, los médicos argentinos involucrados en temas de higiene y salud pública se conectaron muy tempranamente con fundaciones, organismos y universidades en el exterior y participaron de eventos, cursos y posgrados en Europa, EE. UU. y otros países latinoamericanos. En un segundo momento analizaremos cómo el caso de la ESPUBA, desde su creación a fines de los años cincuenta, vino a consolidar algunos patrones de circulación internacional de saberes, técnicas, recursos y personas entre el campo de la salud pública local y los ámbitos constituidos o facilitados por la OPS.

ALGUNOS ANTECEDENTES DEL VÍNCULO ENTRE ARGENTINA Y LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD

 

Los contactos entre médicos y expertos argentinos y el organismo panamericano se remontan hasta las primeras décadas del siglo XX cuando distintas personalidades médicas de amplio reconocimiento social y político, no solo de Argentina, sino de otros países latinoamericanos, comenzaron a vincularse con la Oficina Sanitaria Internacional, el germen de la posterior Organización Panamericana de la Salud (Veronelli y Testa, 2004Veronelli, Juan Carlos; Testa, Analía (2004), La OPS en la Argentina: crónica de una relación centenaria, Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. ). Como ejemplos elocuentes podemos citar los casos de Gregorio Aráoz Alfaro y Joaquín Llambías, quienes representaron en varias ocasiones a la Argentina frente al organismo. Estos médicos y otros expertos concurrieron a diferentes ámbitos propuestos por la Oficina panamericana periódicamente como las “Conferencias Sanitarias Internacionales” o “Panamericanas” celebradas en Washington D. C. (1905), México (1907), San José de Costa Rica (1910), Santiago de Chile (1911), La Habana (1923), Lima (1927), Buenos Aires (1934), Bogotá (1938) y Caracas (1947). Estas reuniones conectaron a los médicos americanos a un circuito de discusiones conceptuales y de establecimiento de lazos profesionales e inter-personales. En las mismas se fue formando una red internacional de especialistas a la que concurrieron médicos argentinos enviados por el gobierno nacional durante toda la primera mitad del siglo XX. Además de los ya mencionados, el químico Alfredo Sordelli (1891-1967) y el médico Nicolás Lozano (1864-1938) fueron delegados argentinos en la VIIIª Conferencia Sanitaria Panamericana de 1927 celebrada en Lima. En 1934, la IXª Conferencia se celebró en Buenos Aires y los representantes argentinos fueron el fisiólogo Bernardo Houssay (1887-1971), los higienistas Alberto Zwanck (1884-1958), Raúl Vaccarezza (1893-1981) y Miguel Sussini (1876-1969) (presidente del Departamento Nacional de Higiene) y otra vez G. Aráoz Alfaro (presidente de la Conferencia).

En este mismo sentido, un encuentro sumamente importante fue el Primer Congreso Interamericano de Higiene celebrado en La Habana, Cuba, en septiembre de 1952, al cumplirse 50 años de la creación de la Oficina Sanitaria Panamericana. A este Congreso acudieron representantes de veintitrés países, entre ellos Argentina, y delegados de la OMS y la OPS (Oficina Sanitaria Panamericana (OSP), 1953, pp. 29-56Oficina Sanitaria Panamericana (1953), Memoria del Primer Congreso Interamericano de Higiene, La Habana, Oficina Sanitaria Panamericana.). Entre otras personalidades médicas, la reunión contó con la presencia del ministro de salubridad de Cuba, Enrique Saldrigas y Sayas, Mario Pinotti de Brasil, Miguel Bustamante y Fred Soper, representando a la OPS, Carlos Alberto Alvarado por Argentina, Hernán Romero por Chile, James Steele por los EEUU y Pilar Hernández Lira por México.

Estas conferencias fueron constituyendo espacios de intercambio entre expertos médicos en torno a temas, técnicas, conceptos y nuevas perspectivas sanitarias, de higiene pública, epidemiología, etc. Crearon ámbitos de deliberación y elaboración de normativas sanitarias de alcance continental, informes técnicos y recomendaciones para todos los países y en este sentido contribuyeron a modelar una “comunidad epistémica” internacional, valga decir, “una red de profesionales con reconocida expertise y competencia en un particular dominio o área problemática” (Haas, 1992, p. 3Haas, Peter (1992), “Epistemic Communities and international policy coordination”, International Organization, 46, pp. 1-45.). Estas comunidades son grupos de expertos que comparten principios y creencias, formas de razonar, así como unas mismas nociones de validez en torno a las soluciones que plantean, la forma de presentar los problemas públicos a los que se dedican y la selección de las dimensiones o aspectos de un tema o problema que merecen atención por parte de la comunidad.

Asimismo, las reuniones del organismo panamericano constituyeron solo uno de los nexos mediante los cuales los médicos locales se conectaron con un horizonte internacional de instituciones y expertos en higiene y salud pública. La otra modalidad fueron los viajes de formación académica promovidos por becas. Esta práctica ya era frecuente hacia fines del siglo XIX, como puede verse a través de las biografías de varios médicos notables, como Emilio Coni (Álvarez, 2008Álvarez, Adriana (2008), “Tras la vida de un higienista y filántropo: Emilio Coni”. En: Álvarez, Adriana; Carbonetti, Adrián (eds.) (2008), Saberes y prácticas médicas en la Argentina. Un recorrido por historias de vida, Mar del Plata, Eudem, pp. 51-93.), Salvador Mazza (Sánchez, 2007, pp. 533-546Sánchez, Norma Isabel (2007), La higiene y los higienistas en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Científica Argentina.) y Carlos Alvarado (Sánchez, 2007, pp. 577-578Sánchez, Norma Isabel (2007), La higiene y los higienistas en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Científica Argentina.), quienes habían viajado a distintos países de Europa para perfeccionarse. Según el relevamiento de Sánchez (2007)Sánchez, Norma Isabel (2007), La higiene y los higienistas en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Científica Argentina., de 104 médicos destacados en higiene pública, bacteriología, microbiología y epidemiología que actuaron en Argentina entre c. 1880-c. 1940, 29 de ellos realizaron giras de formación profesional y especialización, la mayoría de ellos a países europeos. Los destinos preferidos eran las clínicas y laboratorios de París, Viena, Londres y Roma (Sánchez, 2007, pp. 466-582Sánchez, Norma Isabel (2007), La higiene y los higienistas en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Científica Argentina.). Sin embargo, y por medio del accionar de fundaciones privadas norteamericanas, pioneras en la construcción de un ámbito de la “salud internacional”, las escuelas de medicina y salud pública de los EE. UU. comenzaron a atraer cada vez más visitantes extranjeros hasta tal punto que luego de 1945 se convirtieron un pasaje fundamental para el cursus honorum de diferentes especialidades médicas. En este viraje ayudó la Fundación Rockefeller (FR), por ejemplo. Mucho antes que los congresos de la Oficina Sanitaria Panamericana, la fundación venía desarrollando un programa de becas de formación para científicos y médicos de los más variados países. Entre 1914 y 1949 la FR entregó diez mil becas, que sumaron un monto de veintiocho millones de dólares destinados a becarios de setenta y cinco países (Fosdick, 1957, p. 310Fosdick, Raymond (1957), La Fundación Rockefeller, México D. F., Grijalbo. ). En América Latina la Fundación otorgó hasta 1942 unas 316 becas, mayormente a médicos y otros especialistas para formarse en administración sanitaria, higiene, medicina social, enfermería de salud pública, etc. Como investigaron Cueto (2013)Cueto, Marcos (2013), La salud internacional y la Guerra Fría: erradicación de la malaria en México, 1956-1971, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México. y Korndörfer (2013)Korndörfer, Ana Paula (2013), “A Fundação Rockefeller e a formação de altos funcionários para a saúde pública no Brasil (1917-1951): algumas possibilidades do estudo prosopográfico”. En: IX Congresso Internacional de Estudos Ibero-americanos, Porto Alegre., estas becas se otorgaban con la condición de que a su regreso el becado tuviera asegurado un puesto en la alta administración sanitaria nacional, pues el objetivo final del programa era fortalecer las capacidades estatales de sus países de origen. El programa de becas de la FR se extendió desde 1917 por casi todos los países de América Latina. Esta División Internacional de Salud otorgó hasta 1942 unas 316 becas. La International Health Division de la Fundación, creía que en los países latinoamericanos faltaban médicos y sanitaristas formados según normas estadounidenses y veía un “negativo predominio” de la medicina clínica en perjuicio del trabajo en laboratorio en las ciencias básicas.

Esta política de la Fundación tuvo consecuencias sobre el desarrollo de actividades científicas y en las trayectorias de médicos, enfermeras, ingenieros e investigadores científicos (Ramacciotti, 2018Ramacciotti, Karina (2018), “Telma Reca en la gestión estatal de la sanidad argentina (1930-1948)”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 70(1), pp. 1-13, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2018.04 ). Ese fue el caso del médico David Sevlever de la provincia de Santa Fe, por ejemplo, quien conoció varias Escuelas de Salud Pública en 1942 becado por la International Health Division de la FR (Sevlever, 1963Sevlever, David (1963), Antecedentes, Títulos y Trabajos del Dr. David Sevlever, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.). A su regreso formó parte del gobierno de su provincia como asesor técnico ayudando a constituir el primer Ministerio de Salud de Argentina.

La Fundación construyó un andamiaje que se convertiría en un modelo a seguir para fundaciones y agencias similares que comenzaron su trayectoria institucional un tiempo después. En otros casos similares al de Sevlever, vemos que el viaje a escuelas de formación en el extranjero, y particularmente en los EE. UU., implicaba una oportunidad para insertarse en distintas especialidades mediante la adquisición de un metier en escuelas de alto nivel académico. Así, el médico Joseba Kelmendi de Ustarán Viana obtuvo su Master in Public Health en la prestigiosa Johns Hopkins SPH en 1951 3 Como muchos médicos que hemos tratado de localizar en el archivo, no se ha podido consultar el legajo personal de Kelmendi de Ustarán Viana en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. Para información sobre su paso por universidades norteamericanas, ver John Hopkins University (1951). . A su regresó encaró una carrera como epidemiólogo en el arma de sanidad del Ejército Argentino, entre otras instituciones (Kelmendi de Ustarán Viana, 1963Kelmendi de Ustarán Viana, Joseba (1963), “Informe de un viaje de estudios epidemiológicos a Bolivia”, Revista de la Sanidad Militar Argentina, Año 62(2), pp. 106-128.). Un caso similar vemos en la trayectoria de Telma Reca quien también viajó en estos años a especializarse en psiquiatría infantil en el Johns Hopkins Hospital (Ramacciotti, 2018, p. 2Ramacciotti, Karina (2018), “Telma Reca en la gestión estatal de la sanidad argentina (1930-1948)”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 70(1), pp. 1-13, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2018.04 ). Entre principios de los años cuarenta y fines de los cincuenta los viajes de formación en temas sanitarios, patrocinados por diferentes fundaciones norteamericanas, aparecen frecuentemente en la literatura especializada como la revista Hygieia y las revistas de las distintas filiales Cruz Roja, lo que nos indica la relevancia profesional de dicha práctica.

El campo de la salud pública local fue conectándose con instituciones y actores internacionales de manera cada vez más estrecha durante la primera mitad del siglo XX. La salud pública de Argentina y de otros países latinoamericanos se encontraban al promediar el siglo subtendida por tramas y actores, fundaciones y organismos internacionales diversamente presentes en cada país. Pero desde 1945 y ya entrando en la Guerra Fría el escenario cambiaría, los actores presentes serían otros y consecuentemente el rol de la OPS en América Latina y Argentina tendría otro enfoque.

LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD EN LA ARGENTINA

 

El nuevo “paradigma” de la asistencia técnica y la Organización Panamericana de la Salud

 

El fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría, coincidió con el ascenso de un conjunto de organismos nucleados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estas agencias, y otras pertenecientes al gobierno de los Estados Unidos de América, inauguraron una serie de políticas “desarrollistas”, destinadas a apuntalar el desarrollo de los países subdesarrollados, en América Latina, África y Asia. El puntapié inicial para el nuevo paradigma fue el difundido “Punto IV” del discurso del presidente norteamericano Harry S. Truman, en enero de 1949, en el que afirmó que el gobierno de los Estados Unidos asumía como responsabilidad la ayuda a los países menos desarrollados, en un sentido económico y técnico. Además del auxilio económico y la reconstrucción de los países europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial, el “Punto IV”, que pronto devino en lema, preveía la necesidad y urgencia de auxiliar a los países latinoamericanos a desarrollar sus capacidades técnicas, estatales, administrativas y científicas, como condición para el desarrollo y despegue de sus economías. A grandes rasgos, este discurso desarrollista de escala internacional puso una gran expectativa en la posibilidad de que los países considerados “en desarrollo” alcanzaran una fase de crecimiento inaudita en las condiciones de laboratorio planteadas por el paradigma de modernización. Según Cueto, esta noción indicaba un modelo de desarrollo que “dependía de la ayuda bilateral, promovía la creación de elites profesionales y la transferencia de tecnología, factores que supuestamente iban a superar la pobreza y la enfermedad” (2013, p. 21Cueto, Marcos (2013), La salud internacional y la Guerra Fría: erradicación de la malaria en México, 1956-1971, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.). El nuevo paradigma giraba en torno a la relevancia de la planificación técnica en los llamados países subdesarrollados para alcanzar el “desarrollo económico y social” y la “modernización de las estructuras productivas” y propiciaba la creación de diferentes tipos de instituciones para promover el crecimiento económico, la ampliación de las capacidades técnicas y el aumento de los recursos materiales y humanos al servicio de aquellas finalidades. Bajo diferentes lemas, en pos del progreso, contra la pobreza y a favor de una inclusión social progresiva, la situación latinoamericana fue vista por las agencias que promovieron la planificación del desarrollo como un laboratorio de experimentación, un territorio en el que se podían introducir reformas institucionales, nuevas políticas sociales y económicas, de reforma agraria y vivienda, bajo los supuestos de la participación privada, formas austeras de bienestar y un gasto público limitado (Offner, 2019, p. 9Offner, Amy (2019), Sorting Out the Mixing Economy. The Rise and Fall of Welfare and Developmental States in the Americas, New Jersey/Oxfordshire, Princeton University Press.).

Estas premisas se vieron reflejadas de distintas maneras por las iniciativas institucionales de la ONU. La más explícita fue, desde 1949, el Extended Programme of Technical Assistance (EPTA) pensado “como un marco gracias al cual los conocimientos del mundo, las habilidades técnicas y los recursos pueden ser compartidos para el bienestar general” (Sharp, 1961, p. 6Sharp, Walter (1961), Field Administration in the United Nation System. The Conduct of International Economic and Social Programmes, London, Stevens and Son Limited.). La filosofía que sustentaba este programa sería luego sostenida por la Alianza para el Progreso, a principios de los años sesenta: el mantenimiento de la paz internacional requería un estado de bienestar generalizado, que solo podía sostenerse con desarrollo económico, pero también con “buenas administraciones públicas”, burocracias capacitadas y modernos equipos de planificación gubernamental. El EPTA fue, desde 1949 hasta 1966, la principal herramienta de articulación de las operaciones de campo llevadas a cabo por las agencias especializadas con el fin de dar asesoramiento a instituciones y gobiernos locales, formar personal técnico, proveer materiales de estudio, etc 4 En1966, el EPTA se fusionó con el Fondo Especial de las Naciones Unidas para crear el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). .

En conjunto con el EPTA, que era un programa transversal, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también se encargó de crear planes de asistencia técnica a los países que pasaron a estar bajo su órbita. Hasta principios de los años sesenta la OMS fue la agencia que más fondos y personal destinó a las intervenciones directas en terreno (Sharp, 1961, pp. 37-43Sharp, Walter (1961), Field Administration in the United Nation System. The Conduct of International Economic and Social Programmes, London, Stevens and Son Limited.). Creada en 1946, esta organización retomó las actividades de compilación de información estadística y epidemiológica que hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial había desarrollado la Sección de Higiene de la Sociedad de las Naciones, el Office International d’Hygiène Publique, y servicios de ayuda sanitaria como la United Nations Relief and Rehabilitation Administration (Cueto, Brown y Fee, 2011Cueto, Marcos; Brown, Theodor; Fee, Elizabeth (2011), “El proceso de creación de la Organización Mundial de la Salud y la Guerra Fría”, Apuntes. Revista de Ciencias Sociales, 69, pp. 129-156, [en línea], disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3834959 [consultado el 24/08/2023]. ; Cueto, 2013Cueto, Marcos (2013), La salud internacional y la Guerra Fría: erradicación de la malaria en México, 1956-1971, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.). El organismo global no tardó en organizar desde 1946 un programa de asistencia técnica a administraciones sanitarias nacionales, como también campañas para el control de enfermedades transmisibles y en apadrinar varios tipos de instituciones para el entrenamiento de administradores e ingenieros sanitarios, enfermeras y técnicos de laboratorio (Porras y Baguena, 2020aPorras, María Isabel; Baguena, María José (2020a), “El papel desempeñado por los médicos, el gobierno y la OMS en la implementación de las encuestas serológicas sobre Polio, Sarampión y Rubeola en España (1958-1978)”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 72(1), 1-16, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2020.04 , 2020bPorras, María Isabel; Baguena, María José (2020b), “El papel desempeñado por los programas país de la Organización Mundial de la Salud en el desarrollo de la virología en España, 1951-1975”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27, pp. 1-26, [en línea], https://doi.org/10.1590/S0104-59702020000300010 ; Rodríguez-Ocaña, 2019Rodríguez-Ocaña, Esteban (2019), “España y la Organización Mundial de la Salud en tiempos de Palanca: una evaluación provisional”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 71(1), pp. 1-11, [en línea], https://doi.org/10.3989/asclepio.2019.06 , 2020Rodríguez-Ocaña, Esteban (2020), “Construcción de la salud global: zonas de demostración sanitaria en Europa, décadas de 1950 y 1960”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27, pp. 1-22, [en línea], https://doi.org/10.1590/S0104-59702020000300009 ; Porras Gallo, 2020Porras Gallo, María Isabel (2020), “La red de centros regionales de poliomielitis de la Organización Mundial de la Salud como estrategia contra esta enfermedad (1954-1963)”, Quinto Sol. Revista de Historia, 24(3), pp. 1-30, [en línea], https://doi.org/10.19137/qs.v24i3.4836 ). En 1960, por ejemplo, el presupuesto de la OMS fue el más elevado, unos US$ 16.919.000. Entre 1951 y 1960 el presupuesto de la OMS fue también uno de los que más creció en términos porcentuales, un 174 %, mayormente utilizado para financiar operaciones de campo (Sharp, 1961, pp. 24-25Sharp, Walter (1961), Field Administration in the United Nation System. The Conduct of International Economic and Social Programmes, London, Stevens and Son Limited.). Podemos agregar aquí que la OMS puso en pie en sus primeros diez años de vida 2461 postas en países de América, Asia, Europa y África con un total de 1900 empleados asignados a tareas en territorio (Sharp, 1961, pp. 37-43Sharp, Walter (1961), Field Administration in the United Nation System. The Conduct of International Economic and Social Programmes, London, Stevens and Son Limited.). En el continente americano las oficinas regionales de la OPS, desde 1948-1949, iniciaron un proceso de fusión con la OMS (Cueto, 2004Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. ), por lo que en sus emprendimientos en el continente acabaron asociados de alguna manera con los de aquella y con la infraestructura del EPTA. Asimismo, el organismo panamericano empezaría a tener una considerable expansión de su presencia continental en estos años.

A partir de 1946, la OPS lanzó un plan de creación de Centros Regionales de Investigación, instituciones distribuidas por el continente americano, y destinadas a convertirse en autoridades de referencia para determinados temas de su interés. Se trataba de una iniciativa propia de la OPS que combinó recursos materiales y humanos con la OMS, el EPTA y otras iniciativas de la ONU. Un ejemplo de estos nuevos Centros fue el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), creado en Guatemala en 1946, con el objetivo de mejorar las prácticas nutricionales, la información nutricional e incluso la formación de nutricionistas. También podemos mencionar el Pan American foot-and-mouth Disease Center, surgido en 1951, en Brasil, con la finalidad de combatir las epidemias de Fiebre Aftosa; así como el Centro Panamericano de Zoonosis, creado en 1956 en Azul, provincia de Buenos Aires, para investigar sobre rabia, brucelosis, hidatidosis, tuberculosis bovina, leptospirosis, etc. (Acuña, 1977, pp. 541-542Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.). Durante los años sesenta esta expansión continuaría. El lanzamiento de la Alianza para el Progreso en 1961 le dio un marco de continuidad a las políticas de la agencia, apoyando y ampliando diversos tipos de nuevos emprendimientos, de formación e investigación. Santiago de Chile, por ejemplo, se convirtió en sede del Centro Panamericano de Planificación de Salud, un instituto de alcance continental donde se enseñaron métodos de planificación sanitaria y se intentó diseminar la filosofía planificadora a toda la región (Barrancos y Mendes, 1992, p. 37Barrancos, Dora; Vilaça Mendes, Eugenio (1992), Memoria de planificadores: Otra historia de la planificación de Salud en América Latina, Washington D. C., Organización Panamericana de la Salud.). En 1966 la OPS también crearía el Caribbean Food and Nutrition Institute, en Jamaica, para la formulación de planes nutricionales para los países del Caribe; en 1968 se sumaría el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria, en Lima, Perú, y en 1969 el Pan American Center for Perinatology and Human Development, asentado en Montevideo, Uruguay (Acuña, 1977, pp. 542-543Acuña, Héctor (1977), “The Pan-American Health Organization: 75 Years of International Cooperation in Public Health”, Public Health Reports, 92(6), pp. 537-544.).

Esta política de apoyo a la investigación en temas regionalmente relevantes también fue acompañada por un sistema de becas de formación. En este sentido, la Organización Panamericana de la Salud, a partir de este período, fue un gran propulsor del perfeccionamiento de los médicos sanitaristas de América Latina, mediante su programa de subsidios y becas de entrenamiento. Según Cueto, la OPS habría otorgado 2098 becas entre 1958-1961 (2004, pp. 89-98Cueto, Marcos (2004), El valor de la salud. Historia de la Organización Panamericana de la Salud, Washington D. C., OPS. ). La política de apoyo a la educación médica en América Latina tuvo varios aspectos y fue constante desde fines de los años 1950, como puede verse en las páginas del Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, publicación en la que vemos una interesante cobertura fotográfica de esta política, como se observa en la Figura 1. Vemos también que el director Abraham Horwitz abogaba en sus editoriales en favor del papel que estaban cumpliendo la OPS y la OMS para disponer en el continente americano de “profesionales y auxiliares adecuadamente adiestrados” (Horwitz, 1959, p. 252Horwitz, Abraham (1959), “El papel de las organizaciones internacionales de salud”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 38(9), pp. 251-253.). En otro artículo se preguntaba si los especialistas en salud pública de América Latina estaban a la altura de los retos que la “década del desarrollo” imponía: la planificación del crecimiento y la colaboración con otros técnicos de diferentes disciplinas, para lo cual debía mejorarse la formación de estos cuadros técnicos en economía, ciencias sociales, estadística, etc. (Horwitz, 1962, p. 249Horwitz, Abraham (1962), “Enseñanza superior en salud pública”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 41(3), pp. 248-250.). El interés de la publicación por la educación médica y el adiestramiento de especialistas era un reflejo de las metas y propósitos de la organización: monitorear experiencias innovadoras en las universidades latinoamericanas (Guevara et al., 1959Jiliberto de Guevara, Ninfa; Muñoz de la Rosa, Celia; Pezoa, Matilde; Rogan, Mary X. (1959), “Curso de educación y administración de enfermería de la Escuela de Salubridad de la Universidad de Chile”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 38(11), pp. 421-427.; Orrego Puelma y Donoso, 1958Orrego Puelma, Héctor; Donoso, Alberto (1958), “Organización y funcionamiento de la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 37(6), pp. 469-473.; Díaz Coller, 1960Díaz Coller, Carlos (1960), “La enseñanza de la ingeniería sanitaria en las escuelas de ingeniería de México”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 39(11), pp. 429-433.; Molina, 1962Molina, Gustavo (1962), “Una experiencia en la enseñanza de salud pública”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 41(11), pp. 379-387.), incorporar la enseñanza de las ciencias de la conducta entre los médicos y el personal de salud (King, 1959King, Stanley (1959), “Las ciencias de la conducta y el adiestramiento en educación sanitaria del personal de salud pública”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 38(10), pp. 315-322.; San Martín, 1962San Martín, Hernán (1962), “Internado en medicina social para estudiantes de Medicina”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 41(7), pp. 32-34.; Taylor de Díaz et al., 1962Taylor de Díaz, Ora; Roses, Angela; Montealegre, Alicia de; Vargas Méndez, Oscar; Rodríguez, Ernestina N. de (1962), “Enseñanza práctica de psiquiatría para las estudiantes de enfermería de Nicaragua en Costa Rica”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 41(8), pp. 145-148.; Lemkau, 1963Lemkau, Paul (1963), “Enseñanza de la salud mental”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 42(6), pp. 530-543.), postular una formación y un estatus profesional para las enfermeras (Contreras, 1958Contreras, Genoveva (1958), “La enseñanza de enfermería y la enfermera instructora”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 37(5), pp. 420-424.; Lazo, 1958Lazo, Angela (1958), “Importancia de integrar conceptos de rehabilitacion en los programas basicos de las escuelas de enfermeria”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 37 (7), pp. 33-35.; McManus, 1959McManus, Louise (1959), “Las enfermeras aspiran a alcanzar rango profesional”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 38(8), pp. 145-150.; Chagas, 1961Chagas, Agnes (1961), “La formación de la enfermera profesional”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 40(7), pp. 56-62.; Copeland, 1970Copeland, Mary (1970), “La educación continua en enfermería de salud pública”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 68(4), pp. 326-331.).

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Figura 1.  Estudiantes de enfermería en la Escuela de Enfermería de Quito, Ecuador. Una de las experiencias analizadas en las páginas del Boletín de la OPS (Chiriboga, 1959, p. 136Chiriboga, Carlos (1959), “Estructura y actividades del Comité Pro-Campaña Vocacional de la Escuela Nacional de Enfermería de Quito, Ecuador”, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, 38(8), pp. 135-138.).

El despliegue de la OPS desde fines de los años 1940 y durante la década siguiente abarcó áreas clave, como la investigación médica y científica, la formación de médicos, enfermeros y otros especialistas, la creación de nuevos centros de pesquisa y reunión de información, bajo el naciente paradigma de la asistencia técnica internacional a los países considerados “en desarrollo”. Esta expansión, expresada en convenios, ayudas económicas, visitas internacionales y creación de nuevas instituciones, también llegaría al sur del continente americano.

Afianzamiento del vínculo entre el organismo panamericano y la Argentina

 

Cabe preguntar entonces, ¿cuál o cuáles fueron las consecuencias de este despliegue para el caso argentino? En Argentina, lo que había comenzado como una serie de vínculos formales y esporádicos entre el organismo y el gobierno nacional, fue creciendo desde 1951-1952, cuando fue instalada la oficina regional N.º 6 en Buenos Aires (Veronelli y Testa, 2004, pp. 77-80Veronelli, Juan Carlos; Testa, Analía (2004), La OPS en la Argentina: crónica de una relación centenaria, Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. ). Esto permitió que la agencia tuviera sus ojos más cercanos a la situación sanitaria argentina y poder intervenir directamente en el territorio. Durante el gobierno peronista, por ejemplo, la OPS fue fundamental para gestionar la donación de 39 pulmones de acero, comprados por el organismo en los EE. UU., para ser utilizados en plena epidemia de poliomielitis anterior aguda (Álvarez, 2013, p. 11Álvarez, Adriana (2013), “El impacto de los brotes de poliomielitis en las formas de organización ciudadana (Buenos Aires)”, Revista de Historia de la Medicina y Epidemiologia Médica, 1(2), pp. 1-17, [en línea], disponible en: http://www.fmvuba.org.ar/comunidad/revistasylibrosdigitales/histomedicina/index1024x768.htm [consultado el 24/08/2023]). Desde la llamada “Revolución Libertadora” en 1955, la oficina llevaría adelante varias iniciativas, en sintonía con la política expansiva del organismo en el continente, pero también en armonía con las actitudes de los gobiernos argentinos posteriores a 1955, prestos a intensificar la colaboración técnica internacional con agencias y fundaciones extranjeras. Como han afirmado varios autores, la gestión estatal de la cuestión social y sanitaria desde fines de los años 1950 empezó a incorporar las nociones de “comunidad” y “desarrollo” que se desprendían de los discursos y planes desarrollistas provenientes de organismos internacionales y fundaciones norteamericanas (Ramacciotti, 2014Ramacciotti, Karina (2014), “Políticas sanitarias, desarrollo y comunidad en la Argentina de los años sesenta”, Rev. Cienc. Salud, 12(1), pp. 85-105, [en línea], https://revistas.urosario.edu.co/index.php/revsalud/article/view/revsalud12.1.2014.06 ; Osuna, 2017Osuna, María Florencia (2017), La intervención social del Estado. El Ministerio de Bienestar Social entre dos dictaduras (Argentina, 1966-1983), Rosario, Prohistoria ediciones.).

Expresión de un mayor entrelazamiento de objetivos entre el gobierno argentino y la OPS fue, como mencionamos, el establecimiento en la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, de un “Centro Panamericano de Zoonosis”. Este fue pensado como un instituto dedicado al control de zoonosis, y fue apoyado por el gobierno nacional, el Programa de Asistencia Técnica de Naciones Unidas y por la OPS desde 1956-1957 (Veronelli y Testa, 2004, pp. 130-133Veronelli, Juan Carlos; Testa, Analía (2004), La OPS en la Argentina: crónica de una relación centenaria, Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. ). Su experiencia estuvo enfocada en la investigación y en la formación de investigadores médicos y bioquímicos, retomando una serie de problemas que tanto Argentina como otros países de la región acarreaban desde varias décadas atrás. Enfermedades como la rabia, brucelosis, tuberculosis bovina, hidatidosis, leptospirosis, carbunclo, psitacosis, triquinosis y salmonelosis, eran muy comunes en diferentes zonas rurales de las Américas y ocasionaban grandes pérdidas materiales y humanas 5 Cabello, Eduardo y Alzaá, Fernando de, (s/f), “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados, p. 2. . Los servicios prestados por el Centro fueron varios, tales como detectar, tratar y controla brotes de zoonosis desde localidades de la Patagonia hasta remotas zonas rurales de Alaska y Canadá. Estos servicios eran de asesoramiento (mediante el envío de consultores a estudiar problemas in situ, a solicitud de los gobiernos), laboratorio (envío de preparados biológicos, reactivos y animales para demostración/experimentación), recopilación de datos (por medio de un Boletín Informativo) e investigación (evaluación de vacunas, diagnóstico, verificación de leptospiras, búsqueda de endo y ecto parásitos como el E. Granulosis). El Centro estaba dirigido por un especialista norteamericano, Benjamin Blood, Director, secundado por Víctor Moya como Jefe de Laboratorio6 Cabello, Eduardo y Alzaá, Fernando de, (s/f), “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados, p. 19. . En 1968 fueron reemplazados por Alfonso Trejos, de El Salvador, como asesor principal, Merle Lee Kuns, ecólogo de EE. UU., J. Frederick Bell, virólogo norteamericano y Joe Held, epizootiólogo. El Centro desarrolló sus actividades hasta 1986 cuando fue cerrado por el gobierno nacional.

Existía un claro interés del gobierno argentino en los años de la presidencia de Arturo Frondizi por aprovechar las oportunidades ofrecidas por los organismos internacionales para la formación y capacitación de cuadros técnicos en el exterior. Como afirmó Buchbinder, el proyecto de Frondizi:

Reconocía en el desarrollo de la ciencia un instrumento fundamental para asegurar el progreso y la independencia económica. Esto se verificaba en un contexto internacional signado por la idea de que el conocimiento científico cumplía un papel estratégico en el desenvolvimiento económico de los Estados. La investigación pasó a ocupar un lugar central en la agenda de los gobiernos y se produjo un aumento notable de los recursos otorgados para el desarrollo científico y tecnológico (Buchbinder, 2005, p. 179Buchbinder, Pablo (2005), Historia de las Universidades argentinas, Buenos Aires, Sudamericana. ).

Este apoyo a la ciencia, la investigación y el perfeccionamiento técnico se tradujo en la firma de convenios, como el firmado por el presidente en 1959 para la creación de la Comisión Nacional de Administración del Fondo de Apoyo al Desarrollo Económico (CAFADE), un organismo que tendría la finalidad de regular la ayuda norteamericana a la investigación y la educación superior (Sigal, 1991, pp. 93-94Sigal, Silvia (1991), Intelectuales y poder en la década del sesenta, Buenos Aires, Punto Sur.). El mismo año, el diputado de la Unión Cívica Radical, Federico Fernández de Monjardín, presentaba un proyecto de Ley ante el Congreso de la Nación en el que recomendaba crear un sistema de becas para “posibilitar a estudiosos, a artistas, a obreros, su acceso con fines de perfeccionamiento, a fuentes de estudio, de trabajo, en el exterior para que, retornados al país puedan dar a este el fruto de sus observaciones, estudios, experiencias” (Argentina, 1959) 7 Ver Argentina (1959), Cámara de Diputados de la Nación. Proyecto de Ley 2473/59 del Diputado Nacional Federico Fernández de Monjardín. Buenos Aires. .

En este clima se originó el proyecto de colaboración entre la OPS, el Ministerio de Salud nacional y la Universidad de Buenos Aires para la creación de una Escuela de Salud Pública. Esta institución nació en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires y fue promovida por una comisión de expertos nacionales e internacionales, encabezados por el decano Florencio Escardó (1904-1992). Entre esos especialistas se contaban Benjamín Viel (1913-1998) médico chileno representante de la OPS; David Sevlever (1904-1982), antiguo colaborador de la FR y becario de la OPS en 1959, representando a la Universidad Nacional del Litoral; Humberto R. Ruggiero (1903-1968), epidemiólogo; Guido Ruíz Moreno, titular de la cátedra de “Higiene y Medicina Social” entre 1955-1973 en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires; Isaac Wolaj, por el Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública (UBA, s/f). Esta comisión además tuvo una comunicación directa con Emilio Budnik, médico chileno, jefe de la oficina de la Zona N.º 6 de la OPS, instalada en Buenos Aires en 1952.

El apoyo de Benjamín Viel fue importante, como asesor, veedor externo y consultor enviado por la OPS. Viel fue director de la Escuela de Salubridad de Chile, creada a principios de los años cuarenta, con apoyo de la Fundación Rockefeller, y doctorado en Salud Pública en la School of Hygiene and Public Health de la Johns Hopkins University. Junto a Hernán Romero y Hugo Henríquez Frödden, quien además fue uno de los consultores visitantes de la OPS en 1956-1957 (Veronelli y Testa, 2004, pp. 82-84Veronelli, Juan Carlos; Testa, Analía (2004), La OPS en la Argentina: crónica de una relación centenaria, Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. ), fueron expertos viajeros de gran relevancia para todo el proyecto de la naciente Escuela.

Hasta 1960 habían existido varias instancias de formación en higiene y salud pública, pero, o bien habían sido experiencias breves o bien no tuvieron el rango de una escuela para especialistas (Biernat, Ramacciotti y Rayez, 2019). Podemos mencionar el “Curso Superior de Higiene” de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA (desde 1941), el “Curso de Higiene y Medicina Regional de la Universidad de Tucumán” (1946), el “Curso de Higiene” de la Universidad Nacional de La Plata (1949-1952), el “Curso de Médico Higienista” de la Universidad Nacional del Litoral (1947-1956), el “Escuela Superior de Sanidad” (1957-1961) de la misma Universidad y a otros emprendimientos similares. A través de estas experiencias nacionales y por medio de los viajes realizados por médicos argentinos a universidades extranjeras (EE. UU., Chile, Brasil, Puerto Rico, Inglaterra) la cantidad de sanitaristas disponibles para un país de 20 millones de habitantes en 1960 ascendía a 411 especialistas (Sevlever, Canitrot y Kelmendi de Ustarán Viana, 1963Sevlever, David; Canitrot, Carlos; Kelmendi de Ustarán Viana, Joseba (1963), “Formación de profesionales para la Salud Pública”, Revista de Salud Pública, 3(6), pp. 97-103.).

La contribución económica y logística de la OPS fue importante para sostener el funcionamiento de la Comisión, mientras esta se mantuvo en funciones, durante el bienio 1958-1959. Con el apoyo del organismo, Sevlever, Ruíz Moreno y los demás miembros del grupo viajaron a la Facultad de Higiene de San Pablo y a la Escuela de Salubridad de Santiago de Chile, con el objeto de observar la organización de dichos centros de alto prestigio (UBA, s/f). Bajo la coordinación de un Director Organizador 8 David Sevlever fue nombrado por resolución de la UBA como “Director Organizador”, cargo que detentaría hasta 1966. Entre 1958-1959 Sevlever repitió la experiencia viajera que ya había realizado en los años cuarenta, pero esta vez patrocinado por la OPS, para cursar el Master of Science in Hygiene en la School of Public Health de la Universidad de Harvard. Un último aspecto de la organización que estuvo bajo la supervisión de Sevlever fue la designación profesores y de un espacio físico para el nuevo proyecto (Rayez, 2017). , entre 1959 y principios de 1960 se tomaron las medidas necesarias para inaugurar la Escuela de Salud Pública en la Facultad de Ciencias Médicas (Maceira, 2010, p. 49Maceira, Daniel (Comp.) (2010), Experiencias de gestión en salud. Segundo ciclo, Buenos Aires, CIPPEC.).

Hacia 1960 se cerró el período de organización con el comienzo del primer curso del “Diplomado en Salud Pública”. Pero la presencia de la OPS no solo fue importante para la creación de la Escuela sino también para la formación de sus profesores e investigadores.

La Organización Panamericana de la Salud y el staff de profesores de la Escuela de Salud Pública

 

La Escuela de Salud Pública contrató, entre 1958-1976 unos 140 profesores, médicos la mayoría de ellos, aunque también hubo veterinarios, odontólogos, ingenieros, cientistas sociales y expertos en matemáticas y estadísticas. A partir de una reconstrucción de unas 110 trayectorias correspondientes a estos profesores, podemos ver que 81 de ellos recibieron una beca de algún organismo nacional o internacional para formarse como especialistas en salud pública, siendo 37 de ellos becados por el organismo panamericano 9 Algunos profesores no contaban con legajo personal en el archivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, por lo que recurrimos a otro tipo de fuentes. Ver Sevlever (1963); Abadie, (1985); Rothman, (1958); Baranchuk, (1985). Para los casos de Juan Manuel Wendt, Elsa Massolo y Nemo Tommasi hemos consultado Universidad de Buenos Aires (s/f). .

Mabel Munist, por ejemplo, era una joven egresada de la carrera de Medicina de la UBA, cuando Florencio Escardó, Decano de la Facultad, le propuso realizar un curso anual a la Escuela de Salubridad de Santiago de Chile, en 1959, con vistas a que ocupara un lugar en la futura Escuela de Salud Pública que la universidad estaba organizando. Juan Pablo Abadie también formó parte de la misma camada lo mismo que Vicente Enrique Mazzáfero; al año siguiente repitieron el mismo viaje a Chile Aldo Milic y Carlos Alberto Urquijo. Otros profesores seguirán sendas similares a lo largo de las décadas siguientes (Elbio Suarez Ojeda, Mario Hamilton, etc.).

Los centros de formación más visitados, con la asistencia de la OPS, fueron los de EE. UU. y Chile principalmente, seguidos por viajes de estudio a Guatemala y Puerto Rico, giras de observación y estudio a Brasil y Venezuela, y estancias más prolongadas en Francia e Inglaterra. Las becas eran concedidas por la oficina de la OPS en Buenos Aires o por la sede central de Washington D.C. (Estados Unidos), como se aprecia en las Figuras 2 y 3. Estos viajes implicaban una permanencia que podía durar desde tres meses a dos años, abriendo la puerta a una vinculación profesional de cada becado con la OPS que podía durar varias décadas.

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Figura 2 y 3.  Certificados de becas concedidas a profesores de la ESPUBA por la OPS. Legajo N.º 71854 Mabel Matilde Munist, N.º 104736 Carlos Horacio Rizzi.

Una variante de las becas de formación fueron los subsidios para participar de congresos, reuniones de técnicos o experiencias de demostración breves. Los tres directores de la Escuela, en el período que estudiamos, mantuvieron este tipo de vínculo con la organización. David Sevlever fue becario en 1959 y consultor en varias oportunidades durante los sesenta (Rayez, 2017Rayez, Federico (2017), “Salud pública y organismos internacionales en la trayectoria académico-profesional del doctor David Sevlever”, Apuntes. Revista de Ciencias Sociales, 80, pp. 105-130, [en línea], https://doi.org/10.21678/apuntes.80.906 ). Junto a Abraam Sonis asistieron a todas las “Conferencias de Directores de Escuelas de Salud Pública” organizadas por la OPS entre 1959-1968 (Sevlever, 1963Sevlever, David (1963), Antecedentes, Títulos y Trabajos del Dr. David Sevlever, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.). Aldo Neri, fue invitado en al menos dos oportunidades (1973 y 1976) a las Conferencias de la Asociación de Escuelas de Salud Pública de América Latina, patrocinadas por la OPS. Profesores como Aldo Milic, José Abel Landa, Célica Rattner, Irma Buchholz, Enrique Rozenblat y Alberto Osores Soler fueron invitados por la OPS para participar de seminarios internacionales o visitas a centros de salud.

Otro elemento importante de la relación entre la OPS y la ESPUBA fueron las visitas de investigadores y profesores patrocinadas por el organismo internacional. Expertos como Hugo Bhem Rosas, Hugo Henríquez Frödden y Raúl Vargas fueron visitantes frecuentes en Buenos Aires. En 1960, el año inaugural de la Escuela, se recibieron las visitas del director de la OMS Marcelino Candau y de su par de la OPS Abraham Horwitz, así como los doctores Fraser Brockington (Universidad de Manchester) y Gordon M. Fair (Universidad de Harvard) (UBA, 1960Universidad de Buenos Aires (1960), Memoria anual 1960, Buenos Aires, UBA, pp. 224-225.). Los cursos dictados por reconocidos médicos también eran frecuentes, aunque se trataba de cursos de extensión, como el celebrado por John Fortig de la Universidad de Columbia en 1963.

Como dijimos más arriba, los becarios de la OPS formaron parte de un contingente de 81 profesores de la ESPUBA becados por diferentes organismos, nacionales e internacionales. El apoyo de las agencias estatales locales, desde el Ministerio de Salud hasta la Universidad de Buenos Aires, pasando por gobiernos provinciales, fue tan importante como el provisto por los organismos internacionales. No es nuestro objetivo reconstruir toda la trama de agencias internacionales interesadas en apoyar la formación de médicos de salud pública para la ESPUBA, pero, baste mencionar que además de la OPS, giraron en torno a la institución agencias como Council Population, Milbank Memorial Fund, Fundación Rockefeller, British Council de Buenos Aires, gobiernos europeos (como Francia y Bélgica) y otros.

La gravitación la OPS en la emergencia y desarrollo de la ESPUBA repite un patrón conocido en otras experiencias similares. La Escuela de Salubridad de Santiago de Chile, creada en los años 1940, recibió un apoyo similar de la FR (Hevia, 2016), al igual que su par británica, la London School of Hygiene and Tropical Medicine, como producto de una campaña global de la Fundación en pos de la mejora de la educación médica (Moulin, 2006Moulin, Anne-Marie (2006), “La red internacional de trabajo del Instituto Pasteur: innovaciones científicas y tropismos franceses”. En: Charle, Christophe; Schriewer, Jurgen; Wagner, Peter (Comps.) Redes intelectuales transnacionales. Formas de conocimiento académico y búsqueda de identidades culturales, Barcelona, Ediciones Pomares, pp. 119-146.). Como se ha señalado en varios trabajos (Cueto, 2013Cueto, Marcos (2013), La salud internacional y la Guerra Fría: erradicación de la malaria en México, 1956-1971, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México.; Ramacciotti, 2014Ramacciotti, Karina (2014), “Políticas sanitarias, desarrollo y comunidad en la Argentina de los años sesenta”, Rev. Cienc. Salud, 12(1), pp. 85-105, [en línea], https://revistas.urosario.edu.co/index.php/revsalud/article/view/revsalud12.1.2014.06 ; Pacino, 2017Pacino, Nicole (2017), “Stimulating Cooperative Spirit? Public Health and U.S.-Bolivia Relations in the 1950’s”, Diplomatic History, 41(2), pp. 305-335.; Birn y Necochea López, 2020Birn, Anne-Emanuelle; Necochea López, Raúl (editors) (2020), Peripheral Nerve. Health and Medicine in the Cold War Latin America, Durham/London, Duke University Press.), el desarrollo de la Guerra Fría en América Latina no solo implico intervenciones políticas y militares directas de los Estados Unidos en países de la región sino también la diseminación de la colaboración internacional en temas médico-sanitarios, científicos, culturales, etc. La “Guerra Fría cultural” se llevó adelante a través de una compleja serie de actores, instituciones, universidades y expertos, y la salud pública, la investigación médica y la formación de los médicos no estuvieron ausentes en la agenda de organismos y fundaciones.

CONCLUSIONES

 

Como hemos visto aquí, el vínculo entre instancias y actores locales de Argentina, por un lado, y la Organización Panamericana de la Salud, por otro, reconoce antecedentes muy tempranos, que se remontan a las primeras décadas del siglo XX. Los médicos argentinos se vincularon al organismo a través de viajes a sus congresos y conferencias, representando la posición oficial argentina en dichos encuentros. Estos vínculos esporádicos fueron solamente una modalidad de un proceso más amplio, a saber, una progresiva vinculación de los expertos sanitaristas locales con instancias de formación y entrenamiento en el exterior, por medio de becas y otras ayudas. Sin embargo, la “internacionalización” de la salud pública local y los vínculos entre Argentina y el creciente organismo panamericano se harían más intensos desde la segunda posguerra, por motivos tanto locales como internacionales. En este sentido, desde los últimos años cuarenta vemos erigirse un paradigma de “asistencia técnica” cuyos principios quedaron explicitados en el “Punto IV” del discurso del presidente norteamericano Harry S. Truman y que luego sería sistematizado y continuado por los organismos de las Naciones Unidas. El espíritu de este nuevo paradigma impregnó el accionar de programas muy diversos, tanto de las agencias especializadas de Naciones Unidas (el, Extended Programme for Technical Assistance) como de órganos expertos en temas sanitarios, como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.

En este sentido, la OPS desplegó una estrategia continental a partir de 1946 destinada a apoyar la investigación médica y la formación de cuadros expertos en salud pública. Esto se evidenció a través la creación de centros de investigación en Centro y Sud América. La experiencia de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires nos muestra con un lente de mayor aumento ese proceso de expansión del organismo panamericano. A través de este caso podemos ver la política de apoyo a la formación de especialistas en salud pública. Varios profesores de la ESPUBA se formaron como especialistas en salud pública en el exterior de Argentina, como becarios del organismo panamericano, mientras otros obtuvieron experiencia laboral como consultores internacionales también gracias al apoyo de la organización. La ESPUBA fue un nodo en una red más amplia de la que también formaron parte el Centro Panamericano de Zoonosis, en la provincia de Buenos Aires, y un número creciente de centros de investigación bio-médica desperdigados en el extenso continente americano.

FUENTES DE FINANCIACIÓN

 

Este trabajo se inscribe en el proyecto “La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la postpandemia del COVID 19 (Argentina, siglo XX y XXI)”, otorgado por el Poder Ejecutivo Nacional por Resolución 119/2020 y en el proyecto PUNQ 2022: “Los cuidados sanitarios en contextos de crisis: transformaciones y continuidades (Argentina, siglos XX y XXI)” aprobado por Resoluciones 918/22 y 689/23.

NOTAS

 
1

Universidad de Buenos Aires (s/f), Legajo administrativo Escuela de Salud Pública. Buenos Aires. Archivo Histórico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Tomo III.

2

Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Legajos Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires N.º 89805 José Carlos Escudero; N.º 80225 Elbio Néstor Suárez Ojeda; N.º 98324 Rattner Célica Tula; N.º 102000 Norma María Zottola Nicchiarelli; N.º 93520 Hugo Segismundo Kierszenbaum; N.º 82743 Héctor José Boffi Boggero; N.º 58020 Irma Buchholz; N.º 60411 David León Palais; N.º 98919 Enrique Eduardo Rozenblat; N.º 61930 Aldo Carlos Neri; N.º 102829 Carlos Adlerstein; N.º 74557 Alberto Osores Soler; N.º 67846 Dalton Mario Hamilton; N.º 106711 Oscar Alberto Filomena; N.º 61866 Vicente Enrique Mazzáfero; N.º 78863 Sylvia Bermann; N.º 67470 Rodolfo Segismundo Sobel; N.º 18510 Moisés Malamud; N.º 71854 Mabel Matilde Munist; N.º 67726 Juan Carlos Veronelli; N.º 41431 José Abel Landa; N.º 73472 Jorge Serejski; N.º 72015 Emma Clementina Balossi; N.º 51626 Carlos Joaquín García Díaz; N.º 104736 Carlos Horacio Rizzi; N.º 90475 Carlos Ferrero; N.º 64446 Aldo Milic; N.º 94664 Adolfo Chorny; N.º 71211 Abraam Sonis; N.º 72678 Ricardo Héctor Rímoli.

3

Como muchos médicos que hemos tratado de localizar en el archivo, no se ha podido consultar el legajo personal de Kelmendi de Ustarán Viana en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. Para información sobre su paso por universidades norteamericanas, ver John Hopkins University (1951)Johns Hopkins University (1951), Conferring of Degrees at the close of the seventy-fift Academic Year, June 12..

4

En1966, el EPTA se fusionó con el Fondo Especial de las Naciones Unidas para crear el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

5

Cabello, Eduardo y Alzaá, Fernando de, (s/f)Cabello, Eduardo; Alzaá, Fernando de, (s/f), “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados., “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados, p. 2.

6

Cabello, Eduardo y Alzaá, Fernando de, (s/f)Cabello, Eduardo; Alzaá, Fernando de, (s/f), “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados., “El Centro Panamericano de Zoonosis y la Salud Publica”, Buenos Aires, Biblioteca “David Sevlever” del Departamento de Salud Pública de la UBA, sección Trabajos de Egresados, p. 19.

7

Ver Argentina (1959), Cámara de Diputados de la Nación. Proyecto de Ley 2473/59 del Diputado Nacional Federico Fernández de Monjardín. Buenos Aires.

8

David Sevlever fue nombrado por resolución de la UBA como “Director Organizador”, cargo que detentaría hasta 1966. Entre 1958-1959 Sevlever repitió la experiencia viajera que ya había realizado en los años cuarenta, pero esta vez patrocinado por la OPS, para cursar el Master of Science in Hygiene en la School of Public Health de la Universidad de Harvard. Un último aspecto de la organización que estuvo bajo la supervisión de Sevlever fue la designación profesores y de un espacio físico para el nuevo proyecto (Rayez, 2017Rayez, Federico (2017), “Salud pública y organismos internacionales en la trayectoria académico-profesional del doctor David Sevlever”, Apuntes. Revista de Ciencias Sociales, 80, pp. 105-130, [en línea], https://doi.org/10.21678/apuntes.80.906 ).

9

Algunos profesores no contaban con legajo personal en el archivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, por lo que recurrimos a otro tipo de fuentes. Ver Sevlever (1963)Sevlever, David; Canitrot, Carlos; Kelmendi de Ustarán Viana, Joseba (1963), “Formación de profesionales para la Salud Pública”, Revista de Salud Pública, 3(6), pp. 97-103.; Abadie, (1985)Abadie, Juan Pablo (1985), Antecedentes, Títulos y Trabajos del Dr. Juan Pablo Abadie, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.; Rothman, (1958)Rothman, Boris (1958), Antecedentes, Títulos y Trabajos del Dr. Boris Rothman, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.; Baranchuk, (1985)Baranchuk, Norberto (1985), Antecedentes, Títulos y Trabajos del Dr. Norberto Baranchuk, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.. Para los casos de Juan Manuel Wendt, Elsa Massolo y Nemo Tommasi hemos consultado Universidad de Buenos Aires (s/f).

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